sunníes serán apartados
[Dexter Filkins] Iraquíes consideran dejar de lado a sunníes en cuanto a la constitución.
Bagdad, Iraq. Líderes iraquíes continuaban estancados el domingo pasado sobre los principales problemas en la nueva constitución del país, elevando la posibilidad de que no logren cumplir el plazo del lunes y empujar al país hacia una crisis política.
Con varias preguntas sin resolver, los dirigentes chiíes dijeron el domingo que estaban considerando pedir a la Asamblea Nacional que apruebe el documento sin el acuerdo de los dirigentes sunníes del país. Esa medida picaría probablemente a los sunníes, cuya participación en el proceso político es considerada crucial para el intento de marginar a la resistencia dominada por los sunníes.
Líderes kurdos y chiíes dijeron que también estaban considerando darse más tiempo para llegar a un acuerdo, aunque no estaba de ninguna manera claro que pudieran hacerlo sin enmendar la constitución interina, la ley actualmente en vigor. Eso requeriría una mayoría de tres cuartos de la Asamblea Nacional de 275 miembros.
Si no se lograr terminar antes del plazo y no se enmienda la constitución convenientemente, la ley parece exigir la disolución de la Asamblea Nacional y la convocación de nuevas elecciones. Líderes chiíes y kurdos dijeron el domingo que estaban discutiendo esa posibilidad, pero dijeron que esperaban evitarla.
"Esa es la peor opción, y la queremos evitar a toda costa", dijo Ali al-Dabagh, uno de los dirigentes chiíes encargados de la redacción de la nueva constitución.
Las negociaciones se estancaron sobre varios problemas, incluyendo el papel del islam en el estado, los derechos de la mujer y la distribución del poder entre los gobiernos central y regionales. Problemas que parecían haber sido resueltos, como la repartición de los ingresos por el petróleo, volvieron a complicarse.
Funcionarios americanos aquí han estado presionando a los iraquíes para que cumplan con el plazo del 15 de agosto, diciendo que todo retraso en el proceso político, que debe culminar en elecciones democráticas en diciembre, podría fortalecer a la resistencia. Un estancamiento también podría paralizar los planes del gobierno de Bush de empezar a reducir el número de tropas esta próxima primavera.
El estancamiento refleja una falta de consenso sobre cuestiones básicas que subyacen en la identidad del país, un consenso que ha eludido a este país desde que fuera extraído de las ruinas del Imperio Otomano después de la Primera Guerra Mundial.
Los desacuerdos se producen casi todos a lo largo de líneas étnicas y sectarias, lo que refleja las profundas divisiones entre la mayoría chií y las minorías kurdas y sunníes de Iraq.
El principal problema no resuelto es si otorgar a la mayoría chií del país una región autónoma en el sur. Líderes chiíes están exigiendo que nueve provincias en el sur de Iraq -la mitad de las provincias del país- puedan formar una región en gran parte autónoma similar a la región autónoma kurda en el norte.
Los líderes de la población sunní de Iraq se oponen firmemente a las exigencias chiíes, diciendo que si los chiíes y kurdos recibieran ambos amplios poderes de autonomía, poco quedaría del estado iraquí. El problema de la autonomía chií es especialmente importante porque los yacimientos petrolíferos más ricos se encuentran en el extremo sur del país.
En realidad, algunos dirigentes sunníes dicen que la exigencia sunní de autonomía es en gran parte un pretexto para acaparar la mayor parte de los ingresos por el petróleo. El domingo se desmoronó un acuerdo sobre la repartición de los ingresos del petróleo entre el gobierno central y las regiones cuando los chiíes pidieron más control.
Con el estímulo del embajador americano en Iraq, Zalmay Khalilzad, los chiíes accedieron a aplazar sus demandas de autonomía regional, a cambio de un mecanismo en la constitución que les permita alcanzar la autonomía más tarde. Bajo la fórmula que prefieren los chiíes, las provincias podrían formar regiones autónomas si contaban con la mayoría de los votos de sus habitantes, las asambleas provinciales y la Asamblea Nacional.
Pero los líderes sunníes rechazaron esa propuesta, diciendo que sólo retrasaría, pero no obstaculizaría significativamente la campaña chií por la autonomía. Aunque aceptaron la fórmula básica de Khalilzad, los sunníes dijeron que insistirán en mayorías de dos tercios en todas las votaciones.
"Si aceptamos el federalismo, será el fin del país", dijo Saleh Mutlak, un líder sunní en el comité constitucional.
El domingo noche, después de varias horas de negociación, algunos líderes chiíes dijeron que estaban tan impacientes con lo que describieron como intransigencia sunní que empezaron a amenazar con hacer aprobar la constitución por la Asamblea Nacional sin el apoyo sunní.
Al menos en teoría, eso era posible. Los sunníes constituyen sólo un 20 por ciento de la población, y no tienen prácticamente ninguna silla en la Asamblea Nacional, en parte porque boicotearon las elecciones nacionales de enero. Si los chiíes y kurdos se unen en torno a la constitución propuesta, podrían asegurarse suficientes votos para su aprobación en la Asamblea Nacional, y en el referéndum nacional constitucional programado para el 15 de octubre.
Según las reglas acordadas el año pasado, los sunníes podrían rechazar la constitución, pero sólo si podían controlar una mayoría de dos tercios en 3 de las 18 provincias. Se cree que los sunníes constituyen la mayoría en tres provincias, pero algunos líderes chiíes dijeron que no les preocupaba la perspectiva de un veto sunní.
"Los sunníes deben lograr una mayoría de dos tercios, y no pueden", dijo Sami al-Askary, un miembro chií del comité constitucional.
Aprobar la constitución sin los sunníes provocaría ciertamente una reacción sunní. Líderes sunníes sugirieron que podrían retirarse completamente del proceso político, aumentando la perspectiva de un boicot sunní del referéndum del 15 de octubre y las elecciones del 15 de diciembre.
Líderes americanos temen que el fracaso en incorporar a los sunníes al proceso político sólo intensificaría a la resistencia, que está atacando a las fuerzas americanas en un promedio de 65 veces al día.
A medida que se aproximaba el 15 de agosto, era difícil distinguir entre las amenazas creíbles y negociaciones de mucho riesgo. Hubo insinuaciones, por ejemplo, de que los líderes chiíes no estuvieran unidos sobre el problema del federalismo. Uno de los líderes chiíes, Abdul Aziz Hakim, el presidente del Consejo Supremo de la Revolución Islámica en Iraq, que se esperaba que asistiera a una reunión de importantes líderes políticos el domingo por la noche, sorprendió a muchos cuando no apareció.
Entre otras cuestiones todavía sin resolver está el papel del islam en el estado, incluyendo una propuesta chií para incluir un papel político para los líderes religiosos chiíes de Nayaf. El poder otorgado al islam en la nueva constitución podría afectar los derechos de la mujer, particularmente si se permite que la ley islámica regule el matrimonio y las disputas familiares.
Los líderes iraquíes todavía no lograban un acuerdo sobre la ciudad de Kirkuk, que está dividida entre tres grupos étnicos, pero es reclamada por el gobierno regional kurdo. Los kurdos están exigiendo un plazo para revertir décadas de la política de "arabización" de Saddam Hussein, que exigiría la repatriación de decenas de miles de personas.
También el domingo el comando americano anunció la muerte de cinco soldados americanos, todos por bombas improvisadas. En el ataque más mortífero, una bomba mató a tres soldados americanos que patrullaban el viernes en la ciudad de Tuz, al norte de Bagdad. Un cuarto soldado resultó herido.
El domingo otra bomba mató a un soldado estadounidense e hirió a otros tres cerca de la ciudad de Rutbah, al oeste. Un quinto soldado americano murió el sábado al estallar una bomba improvisada al oeste de Bagdad, y otro quedó herido.
La propaganda bélica también continuó. En una declaración publicada en internet, al Qaeda en Mesopotamia advirtió a los clérigos sunníes no llamar a los fieles a participar en el referéndum sobre la constitución. La advertencia parece ser la reacción al hecho de que muchos predicadores sunníes, en contraste con las elecciones de enero, están esta vez llamando a los sunníes a votar.
"Sabed que esta conspiración es para sacar a Estados Unidos del atasco en el que se metió", dice la declaración. "Nosotros de la organización de al Qaeda expresaremos el rechazo de todos los que apoyen la redacción de la constitución y arbitren sin las leyes de Dios".
22 de agosto de 2005
15 de agosto de 2005
©new york times
©traducción mQh
Con varias preguntas sin resolver, los dirigentes chiíes dijeron el domingo que estaban considerando pedir a la Asamblea Nacional que apruebe el documento sin el acuerdo de los dirigentes sunníes del país. Esa medida picaría probablemente a los sunníes, cuya participación en el proceso político es considerada crucial para el intento de marginar a la resistencia dominada por los sunníes.
Líderes kurdos y chiíes dijeron que también estaban considerando darse más tiempo para llegar a un acuerdo, aunque no estaba de ninguna manera claro que pudieran hacerlo sin enmendar la constitución interina, la ley actualmente en vigor. Eso requeriría una mayoría de tres cuartos de la Asamblea Nacional de 275 miembros.
Si no se lograr terminar antes del plazo y no se enmienda la constitución convenientemente, la ley parece exigir la disolución de la Asamblea Nacional y la convocación de nuevas elecciones. Líderes chiíes y kurdos dijeron el domingo que estaban discutiendo esa posibilidad, pero dijeron que esperaban evitarla.
"Esa es la peor opción, y la queremos evitar a toda costa", dijo Ali al-Dabagh, uno de los dirigentes chiíes encargados de la redacción de la nueva constitución.
Las negociaciones se estancaron sobre varios problemas, incluyendo el papel del islam en el estado, los derechos de la mujer y la distribución del poder entre los gobiernos central y regionales. Problemas que parecían haber sido resueltos, como la repartición de los ingresos por el petróleo, volvieron a complicarse.
Funcionarios americanos aquí han estado presionando a los iraquíes para que cumplan con el plazo del 15 de agosto, diciendo que todo retraso en el proceso político, que debe culminar en elecciones democráticas en diciembre, podría fortalecer a la resistencia. Un estancamiento también podría paralizar los planes del gobierno de Bush de empezar a reducir el número de tropas esta próxima primavera.
El estancamiento refleja una falta de consenso sobre cuestiones básicas que subyacen en la identidad del país, un consenso que ha eludido a este país desde que fuera extraído de las ruinas del Imperio Otomano después de la Primera Guerra Mundial.
Los desacuerdos se producen casi todos a lo largo de líneas étnicas y sectarias, lo que refleja las profundas divisiones entre la mayoría chií y las minorías kurdas y sunníes de Iraq.
El principal problema no resuelto es si otorgar a la mayoría chií del país una región autónoma en el sur. Líderes chiíes están exigiendo que nueve provincias en el sur de Iraq -la mitad de las provincias del país- puedan formar una región en gran parte autónoma similar a la región autónoma kurda en el norte.
Los líderes de la población sunní de Iraq se oponen firmemente a las exigencias chiíes, diciendo que si los chiíes y kurdos recibieran ambos amplios poderes de autonomía, poco quedaría del estado iraquí. El problema de la autonomía chií es especialmente importante porque los yacimientos petrolíferos más ricos se encuentran en el extremo sur del país.
En realidad, algunos dirigentes sunníes dicen que la exigencia sunní de autonomía es en gran parte un pretexto para acaparar la mayor parte de los ingresos por el petróleo. El domingo se desmoronó un acuerdo sobre la repartición de los ingresos del petróleo entre el gobierno central y las regiones cuando los chiíes pidieron más control.
Con el estímulo del embajador americano en Iraq, Zalmay Khalilzad, los chiíes accedieron a aplazar sus demandas de autonomía regional, a cambio de un mecanismo en la constitución que les permita alcanzar la autonomía más tarde. Bajo la fórmula que prefieren los chiíes, las provincias podrían formar regiones autónomas si contaban con la mayoría de los votos de sus habitantes, las asambleas provinciales y la Asamblea Nacional.
Pero los líderes sunníes rechazaron esa propuesta, diciendo que sólo retrasaría, pero no obstaculizaría significativamente la campaña chií por la autonomía. Aunque aceptaron la fórmula básica de Khalilzad, los sunníes dijeron que insistirán en mayorías de dos tercios en todas las votaciones.
"Si aceptamos el federalismo, será el fin del país", dijo Saleh Mutlak, un líder sunní en el comité constitucional.
El domingo noche, después de varias horas de negociación, algunos líderes chiíes dijeron que estaban tan impacientes con lo que describieron como intransigencia sunní que empezaron a amenazar con hacer aprobar la constitución por la Asamblea Nacional sin el apoyo sunní.
Al menos en teoría, eso era posible. Los sunníes constituyen sólo un 20 por ciento de la población, y no tienen prácticamente ninguna silla en la Asamblea Nacional, en parte porque boicotearon las elecciones nacionales de enero. Si los chiíes y kurdos se unen en torno a la constitución propuesta, podrían asegurarse suficientes votos para su aprobación en la Asamblea Nacional, y en el referéndum nacional constitucional programado para el 15 de octubre.
Según las reglas acordadas el año pasado, los sunníes podrían rechazar la constitución, pero sólo si podían controlar una mayoría de dos tercios en 3 de las 18 provincias. Se cree que los sunníes constituyen la mayoría en tres provincias, pero algunos líderes chiíes dijeron que no les preocupaba la perspectiva de un veto sunní.
"Los sunníes deben lograr una mayoría de dos tercios, y no pueden", dijo Sami al-Askary, un miembro chií del comité constitucional.
Aprobar la constitución sin los sunníes provocaría ciertamente una reacción sunní. Líderes sunníes sugirieron que podrían retirarse completamente del proceso político, aumentando la perspectiva de un boicot sunní del referéndum del 15 de octubre y las elecciones del 15 de diciembre.
Líderes americanos temen que el fracaso en incorporar a los sunníes al proceso político sólo intensificaría a la resistencia, que está atacando a las fuerzas americanas en un promedio de 65 veces al día.
A medida que se aproximaba el 15 de agosto, era difícil distinguir entre las amenazas creíbles y negociaciones de mucho riesgo. Hubo insinuaciones, por ejemplo, de que los líderes chiíes no estuvieran unidos sobre el problema del federalismo. Uno de los líderes chiíes, Abdul Aziz Hakim, el presidente del Consejo Supremo de la Revolución Islámica en Iraq, que se esperaba que asistiera a una reunión de importantes líderes políticos el domingo por la noche, sorprendió a muchos cuando no apareció.
Entre otras cuestiones todavía sin resolver está el papel del islam en el estado, incluyendo una propuesta chií para incluir un papel político para los líderes religiosos chiíes de Nayaf. El poder otorgado al islam en la nueva constitución podría afectar los derechos de la mujer, particularmente si se permite que la ley islámica regule el matrimonio y las disputas familiares.
Los líderes iraquíes todavía no lograban un acuerdo sobre la ciudad de Kirkuk, que está dividida entre tres grupos étnicos, pero es reclamada por el gobierno regional kurdo. Los kurdos están exigiendo un plazo para revertir décadas de la política de "arabización" de Saddam Hussein, que exigiría la repatriación de decenas de miles de personas.
También el domingo el comando americano anunció la muerte de cinco soldados americanos, todos por bombas improvisadas. En el ataque más mortífero, una bomba mató a tres soldados americanos que patrullaban el viernes en la ciudad de Tuz, al norte de Bagdad. Un cuarto soldado resultó herido.
El domingo otra bomba mató a un soldado estadounidense e hirió a otros tres cerca de la ciudad de Rutbah, al oeste. Un quinto soldado americano murió el sábado al estallar una bomba improvisada al oeste de Bagdad, y otro quedó herido.
La propaganda bélica también continuó. En una declaración publicada en internet, al Qaeda en Mesopotamia advirtió a los clérigos sunníes no llamar a los fieles a participar en el referéndum sobre la constitución. La advertencia parece ser la reacción al hecho de que muchos predicadores sunníes, en contraste con las elecciones de enero, están esta vez llamando a los sunníes a votar.
"Sabed que esta conspiración es para sacar a Estados Unidos del atasco en el que se metió", dice la declaración. "Nosotros de la organización de al Qaeda expresaremos el rechazo de todos los que apoyen la redacción de la constitución y arbitren sin las leyes de Dios".
22 de agosto de 2005
15 de agosto de 2005
©new york times
©traducción mQh
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