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sol en casa de hemingway


[Indira A.R. Lakshmanan] Cubanos y estadounidenses tratan de mantener el legado.
San Francisco de Paula, Cuba. Desde que muriera Ernest Hemingway hace 44 años, la venerada quinta cubana donde escribió los clásicos que le ganaron el Premio Nobel, ha sufrido los caprichos de la edad, las imperfecciones estructurales, el calor tropical, los huracanes y un amargo altercado entre el país natal de Hemingway y su patria por adopción.
El embargo comercial norteamericano impuesto en 1962, después de que Hemingway se quitara la vida en julio de 1961, dejó a las empobrecidas autoridades la tarea de conservar por sus propios medios la finca, en un pueblo con vistas a La Habana, donde pasó un tercio de su vida, y donde escribió sus obras maestras.
Pero en un proyecto sin precedentes, se espera que un equipo de arquitectos de Cambridge y conservacionistas norteamericanos de la Fundación de Preservación Hemingway, de Concord, llegue hoy aquí para asesorar a los cubanos sobre cómo restaurar mejor el tesoro cultural compartido.
El proyecto estuvo a punto de ser rechazado por el gobierno estadounidense bajo presión de políticos y activistas cubano-americanos conservadores, que afirman que Estados Unidos no debe cooperar con el gobierno represivo de Fidel Castro, sin que importe lo valioso de la causa.
Proponentes de la misión, encabezada por el parlamentario estadounidense James P. McGovern, demócrata de Massachusetts y partidario de la normalización de las relaciones con Cuba, rebatieron que un monumento al gigante literario es un legado que no debe ser víctima de la impasse ideológica.
Con una decisión que ayudó a superar el atasco, el senador John McCain, republicano de Arizona y fan de Hemingway, y otros prominentes republicanos, pusieron toda su autoridad detrás del proyecto.
Agregando su voz al coro, el Fondo Nacional para la Preservación Histórica, de Washington, calificó este verano la ‘Finca Vigía' como uno de los 11 sitios históricos americanos en peligro. Fue la primera vez que se incorpora en la lista a un sitio fuera de Estados Unidos.
En la exuberante y apacible propiedad donde Hemingway halló la soledad para escribir, y donde recibió a personalidades como Gregory Peck y Spencer Tracy, la ex curadora de Finca Vigía, Gladys Rodríguez, también dijo que la propiedad no debe ser usada como cancha de fútbol de la política.
"Hemingway es un puente cultural entre las dos culturas, los dos pueblos", dijo Rodríguez, que ahora es directora de la Cátedra Hemingway del Instituto Internacional de Periodismo de La Habana. "No estamos trabajando con ningún fin político, sino simplemente para preservar la memoria histórica de un escritor norteamericano que vivió aquí durante muchos años".
Las autoridades cubanas consideran como uno de los suyos al hombre que donó su medalla Nobel 1954 a su patria adoptiva.
Y han luchado durante años para mantener en vida el espíritu de Hemingway.
Han dejado la casa tal como estaba -las ventanas abiertas a la húmeda brisa, botellas de ron y Cinzano semi vacías a la mano en el bar, la mesa puesta para invitados, 900 discos de música clásica, jazz y música latina listos para ser usados y su máquina de escribir Royal encima de la edición de ‘Who's Who' de 1955 en el dormitorio, donde escribía descalzo.
La sensación de la casa de estar inmovilizada en el tiempo convence a los visitantes de que el gran hombre puede entrar en cualquier momento. Trofeos de caza, escopetas y carteles de corridas de toros cubren las paredes, y el registro diario de su peso está meticulosamente escrito a mano en la pared de los lavabos. Sus gafas y su tintero están al alcance de la mano en un estudio, en una terraza con vistas al mar.
La autenticidad tiene un precio. La invalorable biblioteca de 9.000 libros de Hemingway, de primeras ediciones, traducciones de sus libros al ruso, húngaro y al Braille, y libros sobre la guerra y la caza, para no mencionar las 3.500 fotografías, 2.000 recortes de periódicos, incluyendo su prematuro obituario y numerosas obras de arte, han pasado décadas expuestas a la humedad tropical.
Los tesoros han sido retirados de la casa y almacenados en contenedores de metal en la enmarañada y frondosa propiedad.
Una piscina, donde algunos dicen que nadó Ava Gardner desnuda, yace vacía. Varias hectáreas de árboles frutales en la propiedad deben ser podados. La casa debe ser impermeabilizada. Y todo esto hay que hacerlo sin pisotear el espíritu de su famoso ocupante.
La visita de un equipo norteamericano esta semana se produce en un momento crucial, después de que los cubanos removieran las tejas podridas del tejado y descubrieran daños en los fundamentos, vigas del suelo y grietas en las paredes.
Funcionarios cubanos admiten que su presupuesto de 270.000 dólares al año es insuficiente para una remodelación importante, y podría utilizar la experiencia extranjera para hacer reparaciones que soporten el tiempo y el clima, permaneciendo fieles a la casa original. La casa fue construida en 1887 y ocupada por Hemingway, sus tercera y cuarta esposas, y más de 50 gatos, de 1939 a 1961. La primera casa que compró, por 18.500 dólares, fue supuestamente su más apreciada.
Los cubanos han limitado el desgaste humano en la casa de Hemingway en el curso de los años, permitiendo que los turistas pueden sólo dar vueltas a la casa y mirar por las ventanas.
Pero el arquitecto Leland D. Cott, de Bruner/Cott & Associates, en Cambridge, co-líder del equipo visitante, se pregunta: "¿Podrán controlar a la multitud cuando la casa sea más popular? Estos son los mismos temas que estamos tratando en Estados Unidos sobre los parques nacionales -el reto es cómo mantener la propiedad de manera digna".
Enrique Hernández Castillo, un arquitecto cubano que trabaja en la restauración, dice que el tiempo y los elementos han sido poco amables.
"Desde la última restauración hace 10 años la casa ha sufrido descuidos... humedad, el tiempo, la altura desigual, las raíces de árboles que lo invaden todo, las termitas, la erosión".
La idea de ayudar en la restauración provino de Jenny Phillips, nieta de un editor y amigo de Hemingway, Maxwell Perkins. Phillips visitó la finca en 2001 y le mostraron cajas con valiosos manuscritos, incluyendo el principio de un epílogo desechado de ‘Por quién doblan las campanas', la copia de Hemingway de la pieza de teatro de ‘El viejo y el mar', y fragmentos de un cuento previamente desconocido para investigadores estadounidenses.
Ese hallazgo provocó el proyecto de preservación de los archivos del Consejo de Investigaciones en Ciencias Sociales de Estados Unidos y la Biblioteca John F. Kennedy, que mantendrá microfichas de los manuscritos.
Pero Phillips, esposa de Frank Phillips, el jefe de la redacción parlamentaria, del Boston Globe, dijo que se había dado cuenta de que los manuscritos, los cuadernos de notas, y las fotografías no eran las únicas cosas en peligro.
"Parte de la belleza y maldición del lugar... es el clima tropical, con las ventanas abiertas a todas las pertenencias de Hemingway, tal como las dejó", dijo Phillips, que fundó la Fundación de Preservación Hemingway hace dos años para ayudar al museo cubano en sus esfuerzos de restauración.
"Si el museo estuviera en Estados Unidos, sospecho que había sido precintado, y habría perdido su dimensión espiritual", dijo. "Hemingway está en esa casa... Lo podía oler en su uniforme de corresponsal de guerra que todavía cuelga en el armario"
El año pasado el gobierno de Bush rechazó la iniciativa de Phillips de ayudar al museo, diciendo que apuntalaría al régimen de Castro al fomentar el turismo. Sólo esta primavera, después de que la fundación de Concord uniera fuerzas con el Fondo Nacional para la Preservación Histórica, aprobó el ministerio de Asuntos Exteriores un permiso para ofrecer asesoría a los cubanos.
La restauración de la casa principal estará a cargo de trabajadores cubanos y se espera que dure hasta fin de este año o principios del próximo, con otro año o más para remodelar los terrenos y restaurar la casa de invitados, la piscina, y el bote de madera de Hemingway, Pilar.
El permiso para ofrecer asesoría a ingenieros y arquitectos cubanos sólo es válido hasta el 30 de noviembre. Y el próximo proyecto de Phillips es buscar apoyo para llevar materiales de construcción, asesores, y financiar la restauración, que costaría algunos millones de dólares, y reunir fondos para una dotación que proteja el sitio a largo plazo.
Los que la critican por colaborar con un régimen comunista, Phillips replica: "Este proyecto no está apoyando al castrismo. Lo que estamos haciendo hace parte de los valores americanos... Hemingway se oponía al totalitarismo y era partidario de la democracia en el mundo, y este es un santuario importante para que la gente se entere de sus ideas".

8 de septiembre de 2005
©boston globe
©traducción mQh


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