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actriz fue asesinada


[Thomas J. Lueck y Al Baker] Su asesino la colgó para encubrir asesinato.
Nueva York, Estados Unidos. Le dijo a los detectives que la había golpeado en la cara y pensó que la había matado. Por eso, dijo la policía, le amarró una sábana en el cuello y la colgó de la barra de la cortina del baño, pensando que la policía pensaría que se había suicidado. Pero se equivocó redondamente.
En realidad, Adrienne Shelly, una radiante actriz de Manhattan y dedicada madre, murió por asfixia, dijeron ayer las autoridades. Y fue el ardid del falso suicidio lo que finalmente llevó a los detectives al hombre acusado de matarla.
Esa fue la revelación en el tribunal durante la comparecencia de Diego Pillco, 19, un inmigrante ilegal de Ecuador, acusado de homicidio en segundo grado por la muerte de Shelly, 40, la semana pasada. El caso ha hecho dudar incluso a los más experimentados investigadores policiales, que lo calificaron de uno de los crímenes más macabros de que tengan memoria.
"Esta mujer no murió de un golpe a la cabeza", dijo Marit DeLozier, fiscal asistente del distrito de Manhattan, hablando en la comparecencia antes la juez Brenda S. Soloff, en la Corte Penal de Manhattan.
"El médico forense ha dejado en claro que la víctima murió por estangulamiento", dijo DeLozier.
Ellen Borakove, portavoz del médico forense del ayuntamiento, dijo que la determinación final de la causa de la muerte requerirá análisis adicionales. Dijo que no estaba contradiciendo lo que había dicho DeLozier en la corte, sino simplemente señalando que eran necesarios más análisis científicos.
"Como hacemos frecuentemente en investigaciones de homicidios, estamos orientando a la policía y a los fiscales para que ellos puedan determinar qué otros pasos son necesarios", dijo. Dijo que esos análisis podrían ser completados incluso hoy.
Un veterano investigador de homicidios, que no estaba autorizado a comentar sobre el caso y habló a condición de conservar el anonimato, dijo: "Realmente es algo extraño. Usualmente, si se trata de algo que tienen que ocultar, se aseguran de que la persona esté muerta.
"Y casi la libró", dijo el investigador.
Pillco, un obrero de la construcción que apenas habla inglés, no llegó a ningún acuerdo de clemencia, y no dijo ni una sola palabra ante la juez Soloff. Un hombre delgado, de vaqueros, zapatillas y una sudadera, fue puesto en prisión preventiva sin derecho a fianza en Rikers Island.
Fue defendido en la comparecenca por Thomas Klein, un abogado de la Sociedad de Ayuda Jurídica. Tras la audienca, Klein se negó a comentar sobre el caso.
La comparencia ante la corte se produce seis días después de que Shelly, que también era guionista y directora, fuera encontrada por su marido en la bañera del apartamento en West Village que usaba como oficina. Tenía una sábana amarrada al cuello, y había sido colgada de la barra de la cortina del baño.
Al principio los investigadores sospecharon que se trataba de un suicido, una teoría que fue rechazada por la familia y amigos de Shelly, que dijeron que su vida estaba llena de promesas y que era una dedicada madre de una hija de tres años.
Finalmente, dijeron los investigadores, Pillco confesó, tras ser interrogado por detectives, que había estado trabajando en un apartamento en el tercer piso debajo de la oficina de Shelly, que ella se había quejado de los ruidos de las obras y que la discusión se había convertido en un altercado violento que terminó en la muerte de Shelly.
Ayer emergieron detalles del caso, incluyendo la cadena de eventos que Pillco describió a la policía. Incluyen el relato de Pillco de que fue abofeteado por Shelly y que la rogó que no llamara a la policía antes de golpearla en la cara, la arrastrara al baño y la colgara de la barra de la cortina del baño.
Conocidos de Pillco, que había estado viviendo en Greenwood Heights, Brooklyn, lo describieron como un respetuoso y enérgico joven que luchaba con los rigores físicos de su trabajo y la desorientación de su condición de ilegal.
"Todavía no creo que haya podido hacer algo así", dijo Frank Díaz, vecino del edificio en Prospect Avenue donde vivía Pillco en un apretado sótano con otros dos obreros de la construcción ecuatorianos.
Shelly, nativa de Queens, había aparecido en varias películas, incluyendo ‘La increíble verdad' [The Unbelievable Truth], ‘Confía en mí' [Trust] y ‘Factótum', y utilizaba el apartamento donde fue asesinada, en el número 15 de la Plaza de Abingdon, para escribir guiones y otros proyectos.
De acuerdo a un funcionario policial, los detectives que llegaron a la escena del crimen el miércoles pasado no encontraron signos de lucha, pero se concentraron en un detalle que no podían explicar: una huella de pisada en la tapa del inodoro junto a la bañera donde Shelly había sido colgada.
El funcionario dijo que los detectives pensaban que la huella podía haber sido dejada allí por algún bombero u otro empleado de emergencias, pero no encontraron correspondencias. Tras entrevistar a los vecinos del edificio, y descubrir que el apartamento debajo del de Shelly estaba siendo renovado, dijo, los detectives hablaron con un obrero que dijo que le parecía que Pillco había estado trabajando allá.
Tras localizar a Pillco, dijo, los detectives encontraron en su apartamento una zapatilla Reebok que correspondía con la huella de pisada en el sitio del suceso, y lo llevaron a la estación para interrogarlo.
De acuerdo a la versión de Pillco, dijo el funcionario de policía, el altercado con Shelly empezó a eso de las nueve y media de la mañana, cuando ella bajó para quejarse por el ruido. Hubo un intercambio de duras palabras, y Pillco le arrojó un martillo, que no le dio, dijo el funcionario.
Entonces la señora Shelly corrió hacia arriba y Pillco la siguió, advirtiéndola que no llamara a la policía. Pillco la alcanzó en la puerta y ella respondió abofeteándolo en la cara, le dijo a los detectives.
Cuando Pillco la golpeó de vuelta, Shelly cayó al suelo, se golpeó la cabeza y quedó inconsciente. Entonces Pillco la llevó al baño y usó una sábana para colgarla, dijo el policía.
La policía dijo ayer que pensaban que Pillco no tenía antecedentes criminales en Ecuador.
De acuerdo a conocidos en Brooklyn, Pillco estaba trabajando para un contratista de la construcción, Luis Hernández, que es propietario del edificio de apartamentos de Prospect Avenue. Los conocidos dijeron que Pillco compartía su apartamento en el sótano con su hermano y un primo.
Dijeron que el sótano había sido vaciado a toda prisa, y para antes del amanecer del lunes se habían retirado todos los muebles y camas. Los dos hombres que vivían con Pillco eran también inmigrantes ilegales de Ecuador, y no han sido vistos desde entonces, dijeron conocidos, aparentemente por temor a ser deportados si hablan con la policía.
Hernández dijo ayer, en una declaración proporcionada por uno de sus empleados, que Pillco había estado trabajando para él "como ayudante de construcción en los últimos meses".
Dijo que Pillco, obrero de media jornada, era "respetuoso, educado, honrado y responsable".
La declaración de Hernández parece incluir un reconocimiento de que había contratado ilegalmente a un inmigrante indocumentado. Marc Raimondi, portavoz del departamento de Inmigración y Aduanas, dijo que no podía hablar sobre el tema.

Nina Bernstein, Daryl Khan y Colin Moynihan contribuyeron al reportaje de este artículo.

2 de noviembre de 2006
©new york times
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