obama y los derechos humanos
19 de mayo de 2009
El consejo fue creado para remplazar a la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas, que era ineficaz. Los críticos tienen razón en que esta es también una organización imperfecta. Muchos países que forman parte del consejo de 47 miembros, son mencionados por organizaciones internacionales como violadores de los derechos humanos, incluyendo a otros miembros como Cuba, Arabia Saudí y China. Algunos gobiernos han utilizado su calidad de miembros para desviar las críticas contra sus propios abusos. Y el consejo se ha concentrado desproporcionadamente en el tratamiento que da Israel a los palestinos a expensas de otros temas urgentes en países como Zimbabue, Sudán y Myanmar. Los críticos ven esto como una razón para rehuir un consejo desprestigiado, pero creemos que hay buenas razones para participar.
Una agencia intergubernamental es por definición política y a menudo difícil. En este caso, eso significa aunar fuerzas con países que pueden no estar a la altura de las normas internacionales de derechos humanos -los mismos países con los que Estados Unidos colabora en Naciones Unidas y muchos otros foros internacionales.
No se gana nada con quedarse a un lado; Estados Unidos no puede ejercer liderazgo en una organización a la que no pertenece. Incorporándose al consejo, Estados Unidos tiene la oportunidad de ayudar a reformarla y convertirla en una instancia de derechos humanos. En 2011, el consejo debe emprender una revisión periódica universal de sus procedimientos y situación de derechos humanos de los 192 estados miembros de Naciones Unidas. Estados Unidos puede ayudar a asegurarse de que se hagan las dos cosas correcta y honestamente.
Esperamos que integrar el consejo ayudará a reparar la relación hostil con Naciones Unidas y a superar su legado de abusos cometidos en nombre de la ‘guerra contra el terrorismo’. Pero aquí es donde se complicaron las cosas: las decisiones del gobierno de Obama la semana pasada de retener las fotografías de detenidos torturados y de continuar las comisiones militares de la época de Bush para juzgar a acusados de terrorismo arrojan dudas sobre la determinación del presidente de limpiar la casa. El mismo efecto tiene la amenaza de suspender la colaboración con Gran Bretaña en cuestiones de inteligencia si un tribunal británico hace públicos detalles de los métodos de interrogatorio usados contra un ex prisionero de Bahía Guantánamo.
Además de reformar el Consejo de Derechos Humanos, nos gustaría que el gobierno de Obama articule una agenda de derechos humanos para el consejo, sea el estado de derecho o los derechos de la mujer, o contra la tortura. Por supuesto, no es suficiente con apoyar una agenda; Estados Unidos también debe tener una.
©los angeles times
cc traducción mQh
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