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dos panteras negras


Amor, muerte e interrogantes en la prisión más violenta del sur. Dos militantes del grupo Panteras Negras fueron condenados en 1972 por el apuñalamiento de un gendarme recién casado en Angola, Luisiana. Ahora su viuda, y otros, no están tan seguros de que fueron ellos.
[Miguel Bustillo] Jeanerette, Luisiana, Estados Unidos. Han pasado treinta y seis años desde la última vez que lo vio, pero Leontine Verrett no ha olvidado nunca la cara del hombre al que todavía llama su verdadero amor. Su nombre era Brent Miller. Era flaco y altivo, y rasgueaba su guitarra demasiado fuerte.
Su romance floreció en los terrenos de la Penitenciaría del Estado de Luisiana, la plantación convertida en prisión, levantada a lo largo de un recodo del río Mississippi. Pertenecía a un clan donde los hombres habían sido gendarmes durante generaciones. Ella era una de doce hermanos que se mudaron cuando su padre encontró un trabajo como encargado del ingenio azucarero de la cárcel.
Los amantes se casaron el cinco de febrero de 1972 -él tenía veintitrés, ella apenas dieciséis. Dos meses después, la novia, a la que llamaban Teenie, recibió una llamada y le dijeron que había habido "un accidente" en Angola, como se conoce a la prisión. Se había quedado viuda.
Miller había recibido treinta y dos puñaladas. El dormitorio de la prisión quedó convertido en una poza de sangre. El hermano de Teenie, que era también gendarme, dijo que era como si Miller hubiera llevado una camisa roja. Horrorizado, nunca volvió a su trabajo. Teenie se enteró que dos militantes negros eran acusados del asesinato de su marido, una víctima arbitraria de lo que los funcionarios de prisiones dijeron que había sido una conspiración de los reclusos para matar a un hombre blanco. Quería que los culpables sufrieran y murieran. Pero a diferencia de la familia de Miller, que atiborraron los tribunales donde se juzgó a los presos, ella no pudo sentarse a oír los horripilantes detalles de su muerte.
"No quería saber nada", dijo Verret, ahora de 52 años, los ojos nublados. "Eso era demasiado para una chica de diecisiete años. Yo confiaba en que las autoridades harían lo que tenían que hacer".
Herman Wallace y Albert Woodfox, dos militantes del grupo Panteras Negras de Nueva Orleans que estaban cumpliendo condena por asalto a mano armada, fueron condenados por el homicidio de Miller. La viuda hizo lo que pudo para seguir con su vida, mudándose a Jeanerette, una ciudad industrial en el corazón del territorio cajún a unas dos horas al sur de la cárcel. Dos años después se casó con Dena Verrett, que la amaba pese a sus sentimientos por Miller, y tuvieron tres hijos. Empezó a trabajar en un salón de belleza, donde todavía trabaja hoy.
Luego, hace dos años y medio, Billie Mizell, una detective privado y bisoña autora, se apareció con la casa de los Verrett cerca de la ribera del Bayou Teche. Le dijo que quería hablar sobre el asesinato de Miller.
Lo que Mizell le dijo a Verrett la sorprendió. Una huella digital ensangrentada encontrada en el sitio del suceso no correspondía ni con Woodfox ni con Wallace. Nunca hubo ninguna evidencia física que los vinculara con el asesinato.
Habían estado en celdas separadas de un metro ochenta por dos metros cuarenta casi las veinticuatro horas del día. Sus partidarios dijeron que estaban en celdas de confinamiento solitario; los funcionarios de prisiones rechazaron esa descripción. (Los hombres fueron trasladados al dormitorio de una cárcel en marzo, después de casi treinta y seis años).
Mizell dijo que al principal testigo contra Woodfox y Wallace, un delincuente sexual reincidente que cumplía una condena a reclusión perpetua, le ofrecieron la libertad a cambio de sus declaraciones -un acuerdo que la fiscalía no reveló nunca a la defensa. Fue transferido más tarde a otro edificio donde los gendarmes lo agasajaron con cigarrillos, una preciada mercadería carcelaria.
Verrett se mostró escéptica. Pero ella y Dean, que también había trabajado como gendarme en Angola, corroboraron todo lo que les contó Mizell cuando revisaron actas judiciales y hablaron con amigos y antiguos colegas.
Después de años de luchar con preguntas sobre la fría manera con que fue tratada por las autoridades penitenciarias cuando pidió indemnización por la muerte de su marido, problemas que ella ignoró cuando era adolescente pero que la atormentaron de adulta, se dio cuenta de algo inquietante.
Quizás los militantes, que se habían convertido en una causa célebre internacionales entre activistas liberales y grupos de derechos humanos, eran inocentes.
"Si yo hubiese estado en ese jurado", dice Verrett ahora, "no creo que los hubiera condenado".

La Penitenciaría del Estado de Luisiana se ganó la fama, en los años sesenta y setenta, de ser la prisión más violenta del Sur, un lugar donde los gendarmes tenían la costumbre de golpear a los reclusos y los presos se mataban unos a otros con toscas cuchillas.
Músicos de Nueva Orleans cantaban ominosamente sobre ella, como los poetas griegos que evocaban el inframundo de las Hades.
Llamada Angola en homenaje al país de nacimiento de los esclavos que trabajaron allá cuando era una plantación, la cárcel trataba tan mal a los reos que en 1952, treinta y uno de ellos se cortaron en protesta su propio tendón de Aquiles.
Cuando Miller empezó a trabajar allá dos décadas después, los gendarmes eran todos blancos y los presos eran segregados. Los gendarmes hacían la vista gorda cuando los presos más fuertes vendían a los más débiles como esclavos sexuales.
Wallace y Woodfox eran parte de un grupo de Panteras Negras socialmente conscientes que rechazaron ese orden darwiniano organizándose y diciendo a las víctimas que no tenían porqué dejarse ‘turnar’, según dijeron dos reos y otros que cumplían penas en Angola en esa época. Eso irritó a los matones y a los gendarmes, que dejaban florecer el comercio sexual porque mantenía ocupados a los presos.
"Tuve que luchar contra la corrupción y contra las cosas que toleraba el alcaide de la cárcel para controlar a la población", dijo Woodfox, ahora de 61 años, en una entrevista. "Cuando veías las caras de esos chicos, cuando veías el espíritu de un ser humano cuando era quebrado, eso afectaba la manera en que veías la vida".
Angola era también el terreno de otro tipo de lucha por el poder. El alcaide C. Murray Henderson fue contratado para introducir reformas modernas en la cárcel y poner fin a la segregación racial. Pero el co-alcaide, Hayden Dees, una respetada voz entre los empleados de la cárcel, se oponía a los cambios.
Cuando Miller fue asesinado el 17 de abril de 1972, algunos gendarmes acusaron a Henderson porque había liberado recientemente a decenas de reos difíciles, incluyendo a Panteras Negras, de celdas de aislamiento.
A unos días de la muerte de Miller, funcionarios de la prisión habían identificado a cuatro sospechosos: Woodfox, Wallace, Chester Jackson y Gilbert Montegut. Woodfox, considerado como cabecilla, fue juzgado aparte; los otros, juntos.
Las acusaciones se basaron en declaraciones de otros presos. La más crucial provino de violador reincidente llamado Hezekiah Brown. Primero dijo que no sabía nada sobre el asesinato, pero después de que los gendarmes lo llamaran a otro interrogatorio, su historia cambió.
Browen, entonces de 66 años, declaró que estaba preparando una taza de café para Miller cuando los hombres entraron y empezaron a apuñalar al gendarme. Dijo que huyó del lugar, pues no lo habían atacado a él. Basándose en esa versión, Woodfox fue condenado por el asesinato en 1973.
En el juicio de 1974 de los otros acusados, Wallace fue condenado, Montegut absuelto y Jackson decidió declarar por la fiscalía, aparentemente después de que le prometieran una reducción de la pena. Bajo presión para asegurarse de una condena de los acusados, Henderson le prometió a Brown que lo sacaría de la cárcel, y más tarde cabildeó para que ocurriera, un acuerdo que no se hizo público sino dos décadas después.
La sentencia de Brown fue conmutada por el gobernador Edwin Edwards en 1986.
Desde que se dictaran las sentencias, después de ser aguijoneados por abogados y activistas, los testigos que afirmaron haber visto a Wallace y Woodfox saliendo del sitio del crimen han retirado sus declaraciones, diciendo que fueron presionados a declarar por los funcionarios de la prisión -y un ex recluso ha declarado que el que mató a Miller fue otro militante.
Billy Wayne Sinclair, el galardonado periodista especializado en cárceles, fue distinguido por la Asociación Americana de Abogados en 1980 por un reportaje sobre Irvin ‘Life’ Breaux, que fue asesinado después de tratar de impedir una violación en la prisión.
Lo que Sinclair no escribió, por temor a perjudicar sus posibilidades de salir en libertad, fue que su amigo ‘Life’ le había confesado que él había apuñalado a Miller. Breaux describió a Miller como una "víctima de guerra" que entró [a la celda] donde los reclusos militantes ocultaban los cuchillos con que pensaban matar a los presos negros renegados, dijo Sinclair. Breaux dijo que Woodfox y Wallace son inocentes, dice ahora Sinclair.
"Me dijo que a veces la gente tiene que morir para hacer avanzar la causa, pero el asesinato de Miller no estaba planeado", dijo Sinclair, un líder de los presos blancos que trabó amistad con Breaux después de que ayudaron a imponer la integración racial en Angola sin derramamiento de sangre en 1973. "También me dijo que la gente libre [los gendarmes] sabían lo que había hecho".
En un giro del destino, Henderson, que dejó su posición como alcaide de Angola en los años setenta, fue encarcelado en una prisión de Luisiana años más tarde después de tratar de matar a su esposa. Sufría de artritis y necesitaba ayuda para bañarse -y Sinclair, que había sido trasladado a esa cárcel, lo ayudó. Un día Sinclair le preguntó sobre el caso Miller.
"Le dije, tú sabes muy bien que esos tipos no mataron a ese hombre libre esa mañana de abril", dijo Sinclair, 63, que ya salió de la cárcel y vive en Texas. "Yo quería confirmalo y él nunca dijo nada para refutarme".
El ex alcaide murió en la cárcel en 2004.

Wallace y Woodfox habían pasado sus días en celdas separadas, comunicándose con otros a través de grietas en las paredes. Después de ser encerrado en una celda de aislamiento casi inmediatamente después del asesinato, sólo se les permitía salir una hora al día al patio cuando los otros presos ya estaban dentro. Hace dos meses, las autoridades carcelarias los trasladaron a un dormitorio con otros reclusos de máxima seguridad. Los funcionarios no explicaron las razones.
El traslado se produce menos de una semana después de que el presidente del Comité Judicial de la Cámara Baja, el representante John Conveys Jr. (demócrata de Michigan) viajara a Angola para reunirse con los hombres. Hizo circular una declaración expresando su preocupación de que los presos pudieran ser inocentes y observó que habían estado viviendo en celdas de aislamiento "posiblemente más tiempo que cualquier otro preso en la historia de Estados Unidos".
Hace dos años, un comisionado judicial del estado recomendó que la condena de Wallace fuera revocada sobre la base de que Luisiana había retenido evidencias que le eran favorables, dando a sus abogados la esperanza de que el recluso de 66 años pueda ser liberado. El caso está pendiente en una corte de apelaciones del estado.
Woodfox se enfrenta a obstáculos más difíciles. Su condena por homicidio fue revocada hace diez años. Pero fue sometido a un nuevo juicio y condenado en 1998, nuevamente en base a las declaraciones anteriores de Brown, que fueron leídas de los archivos porque Brown ya había muerto. Los abogados de Woodfox están pidiendo a una corte federal que reexamine su caso.
"He llegado a aceptar el hecho de que quizás no llegue a salir a la calle. Pero tal como lo veo, ha valido la pena", dijo Woodfox. "Vale la pena luchar contra la injusticia y la desigualdad".
Woodfox, Wallace y otro preso también han presentado una demanda civil contra Angola, denunciando tratos inhumanos. El actual alcaide, Burl Cain, que ha sido ampliamente reconocido por mejorar las condiciones de vida y por permitir que los reclusos más viejos mueran con dignidad, no quiso hacer comentarios sobre el encarcelamiento de los ex Panteras Negras. Pero funcionarios del estado han mantenido enérgicamente que el aislamiento de Woodfox y Wallace no era confinamiento solitario, observando que los reclusos tenían televisores en sus celdas y contactos limitados con otros presos.
Durante más de una década, grupos de activistas, entre ellos Amnistía Internacional, se han quejado sobre el tratamiento de Wallace y Woodfox, y los fundadores británicos de la cadena de productos de belleza Body Shop han apoyado su causa durante largo tiempo. Mizell, que está escribiendo un libro sobre el caso, empezó a trabajar para el equipo de la defensa de los hombres después de convencerse de que eran inocentes.
A veces Verret se sienta y mira desvaídas fotos de Miller y ella. En retrospectiva, cree que los funcionarios del estado han estado tratando de mantener ocultos los detalles sobre su muerte, por temor a que la opinión pública se entere de que las evidencias contra Woodfox y Wallace eran, en el mejor de los casos, frágiles.
Recuerda que dos años después de la muerte de Miller, trató de contratar a abogados para presentar una demanda contra el estado, pidiendo indemnización -una práctica normal cuando los guardias resultan heridos, y mucho más normal cuando mueren. Los empleados de la prisión se alejaron de ella, y ella finalmente abandonó el caso.
Ahora lo que quiere es "justicia para Brent", dijo. Pero no está segura de si lo conseguirá alguna vez.

miguel.bustillo@latimes.com

12 de mayo de 2008
©los angeles times
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economía del hambre


Una brutal convergencia de acontecimientos ha golpeado a un mercado global no preparado, y el precio de los granos anda por las nubes. Los que más sufren son los pobres del mundo.
[Anthony Faiola] La peor crisis alimentaria del planeta en toda una generación ha surgido como un punto luminoso en las grandes pantallas y en los monitores de las grandes bolsas de granos de Estados Unidos. Al principio, sólo parecía una racha de mal tiempo.
En Chicago, Minneapolis y Kansas City, los comerciantes observaron a principios del verano pasado un fuerte aumento de los precios del trigo en medio de mediocres cosechas en Estados Unidos y Europa y signos de una prolongada sequía en Australia. Pero en cuestión de semanas los corredores avistaron un ominoso efecto de bola de nieve, que terminaría derrocando al primer ministro de Haití, provocaría que en Mauritania más niños se fueran a la cama con hambre, e incluso llevaría a los gerentes norteamericanos del Sam’s Club a limitar la venta de arroz.
A medida que aumentaban los precios, importantes productores de granos, entre ellos Argentina y Ucrania, que hacían frente a la inflación causada en parte por las disparadas cuentas del petróleo, empezaron a tomar medidas y prohibieron la exportación de toda una serie de productos agrícolas para controlar los costes en casa. Eso significó menos oferta en los mercados mundiales, en momentos en que la demanda global entraba en una fase fundamentalmente nueva. Los precios del maíz venían subiendo desde hacía meses sobre las espaldas de los atractivos programas de etanol subvencionados por el gobierno. Los frijoles de soya estaban sufriendo las presiones de una demanda cada vez mayor en China. Pero cuando las ofertas en las tuberías de distribución del comercio global se hundieron, los precios del maíz, soya, trigo, avena, arroz y otros granos empezaron a dispararse.
Al mismo tiempo, el alimento se estaba convirtiendo en un metal precioso. Los inversionistas que escapaban de los problemas en Wall Street relacionados con el mercado hipotecario, transaron cientos de millones de dólares en futuros del grano, elevando los precios todavía más. Para Navidad, ya podíamos hablar de pánico global. Con pocos lugares donde recurrir, y tentados por un dólar más débil, los países empezaron a pujar por la cosecha de trigo en Estados Unidos.
Los compradores extranjeros, que normalmente compran la oferta de uno o dos meses de trigo de una vez, empezaron repentinamente a acumular. Pusieron órdenes en las bolsas de trigo de Estados Unidos dos a tres veces más grandes que lo habitual a medida que, en todo el mundo, empezábamos a presenciar disturbios por los alimentos. Esto provocó que importantes molinos nacionales norteamericanos se metieran también a la contienda con sus propias y voluminosas órdenes, por el temor a quedarse sin trigo.
"Japón, Filipinas, Corea del Sur, Taiwán..., llegaron todos con enormes órdenes, y pese al aumento de los precios, siguieron comprando", dijo Jeff Voge, presidente de la Bolsa de Comercio de Kansas City y también un corredor independiente. Los granos han subido tanto, dijo, que algunos corredores se han apartado de los negocios durante semanas, incapaces de controlar su estrés.
"Nunca vivimos nada parecido a esto", dijo Voge. "Los precios suben en un día más de lo que han subido durante años. Y no importa cuánto suban, siempre hay un comprador... Esto no es cualquier mercadería. Es alimento, y la gente necesita comer".

Más Allá del Hambre
La conmoción por el precio del alimento que está ahora enturbiando los mercados mundiales, está desestabilizando a los gobiernos, provocando disturbios callejeros y amenazando con provocar un nuevo período de hambre en los países más pobres del mundo.
Incluso está superando la crisis del grano soviético de 1972-1975, cuando el precio de los alimentos subió en un 78 por ciento en todo el planeta. En comparación, desde principios de 2005 a principios de 2008, los precios aumentaron en un ochenta por ciento, de acuerdo a la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación. Gran parte del aumento está siendo absorbido por los intermediarios -distribuidores, procesadores, incluso gobiernos-, pero los consumidores del mundo todavía están sintiendo el pinchazo.
La convergencia de acontecimientos ha desequilibrado la oferta y demanda mundial de alimentos y se ha convertido en un riesgo civil. Después de que enfurecidas turbas ocuparan Port-au-Prince con violentas manifestaciones, el primer ministro de Haití, Jacques-Édouard Alexis, fue obligado a renunciar. Al menos catorce países han sido devastados por disturbios relacionados con los alimentos. En Malasia, el primer ministro Abdullah Ahmad Badawi está luchando por sobrevivir políticamente después de ser castigado por los votantes en marzo, furiosos por los precios de los alimentos. En Bangladesh, hace dos semanas más de viente mil operarios de fábrica que protestaban contra el precio de los alimentos montaron violentos disturbios en las calles, hiriendo al menos a cincuenta personas.
Para mitigar el descontento, países como Indonesia están escarbando más hondo en sus presupuestos para subsidiar los alimentos. El Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas ha advertido sobre un alarmante aumento del hambre en zonas tan remotas como Corea del Norte y África Occidental. Se teme que la crisis hunda más profundamente en la miseria a más de cien millones de las personas más pobres del mundo, obligándoles a gastar más y más de sus ingresos para pagar la cuenta de los alimentos.
"Esta crisis podría provocar otras y convertirse en un problema multidimensional que afecte el crecimiento económico, el progreso social e incluso la estabilidad política en el mundo", dijo Ban Ki-moon, secretario general de Naciones Unidas.

Nueva Normalidad
Los precios de algunos cultivos -como el trigo- ya han empezado a descender de las alturas. A medida que los granjeros se apresuran a plantar más trigo ahora que las perspectivas de beneficios han aumentado tan fuertemente, los analistas predicen que en los próximos meses los precios podrían bajar en hasta un treinta por ciento.
Pero eso todavía dejaría a los precios anuales con un aumento del 45 por ciento. Pocos creen que los precios vuelvan a los niveles de 2006, sugiriendo que el mundo tendrá que aceptar una nueva realidad en la que el alimento es simplemente más caro.
La gente hace frente al problema de modos diferentes. Para los mil millones que viven con menos de un dólar al día, es un asunto de vida o muerte. En una choza de adobe a orillas del Sahara, Manthita Sou, una viuda de 43 años en Maghleg, un pueblo en el desierto de Mauritania, debe sobrevivir con precios del trigo que el año pasado aumentaron en un 67 por ciento en los mercados locales. Su solución: dejar de comer pan. En lugar de eso, ahora come alimentos más baratos, como el sorgo, un grano oscuro consumido ampliamente por la gente más pobre del mundo. Pero en los últimos doce meses, el precio del sorgo ha aumentado en un veinte por ciento. Vivir con los cincuenta centavos de dólar al día que gana tejiendo textiles para mantener a su familia de tres miembros, su respuesta ha sido eliminar el desayuno, beber té al almuerzo y contentarse para la cena con una pequeña ración de una papilla de sorgo. "No sé cuánto tiempo podremos sobrevivir así", dijo.
Los países que han aumentado su demanda de alimentos en los últimos años ahora se están enfrentando al costo de su propio éxito: el aumento de los precios. Aunque China ha tratado de calmar a su población anunciando reservas de grano de entre un treinta a cuarenta por ciento de su producción anual, una cifra que era antes un secreto de estado, la ansiedad está aumentando. En la sureña provincia de Guangdong, hay informes de acopio de granos; y en Hong Kong, los consumidores han dejado sin arroz las estanterías de las tiendas.
Liu Yinhua, un obrero jubilado que vive en la ciudad portuaria de Ningbo, en la coste este de China, dijo que su familia de tres miembros todavía come lo mismo, incluyendo costillas de cerdo, pescado y verduras. Pero ahora están comiendo menos de lo mismo.
"Ahora casi todo es caro, incluso las verduras corrientes", dijo Liu, 53. "El nivel de nuestra calidad de vida ha bajado".

En India el gobierno anuló hace poco todos los aranceles de importación sobre el aceite de cocina, y prohibió la exportación de arroz no-basmati. Como en otros lugares del mundo en desarrollo, en India el impacto lo sienten sobre todo los pobres de la ciudad que han huido del campo para vivir en las ajetreadas barriadas urbanas.
En un polvoriento y casi vacío mercado en un barrio de Nueva Delhi la semana pasada, el tendero Manjeet Singh, 52, dijo que la gente había empezado a hacer acopio de mercaderías por temor a que se acaben el arroz y el aceite.
"Si no tienes suficiente para llenar tu propio estómago, ¿para qué sirve el auge económico de las exportaciones?", dijo, indolente bajo el abrasante sol de la tarde. Dijo que sus clientes estaban pidiendo artículos más baratos, como aceite de cacahuete en lugar de aceite de soya.
Incluso los países ricos están siendo obligados a adaptarse a la nueva normalidad. En Japón, un país con una distintiva aversión cultural a los granos modificados genéticamente, y más baratos, los fabricantes están corriendo el riesgo de una imprevisible reacción pública por importarlos para ser utilizados en el procesamiento de alimentos por primera vez. La inflación en los quince países que utilizan el euro -que incluye a Francia, Alemania, España e Italia- llegó al 3.6 por ciento en marzo, la tasa más alta desde que se adoptara la moneda hace casi una década y muy por encima del objetivo del dos por ciento del Banco Central Europeo. Los responsables fueron los precios de los alimentos y del aceite.
En Estados Unidos, los expertos dicen que los consumidores se han pasado a alimentos de menor calidad y comprando más si eso significa mejores precios por unidad. Eso quiere decir que en los pasillos de importantes supermercados, dijo Phil Lempert, un analista del ramo, los bifes están cediendo espacio a la carne molida y la gente que acostumbraba comprar arándanos frescos ahora está comprando arándanos congelados. Algunos están tratando incluso de cultivar sus propias verduras.
"Nunca fue tan caro", dijo Pat Carroll, jubilado de Congress Heights. "No recuerdo haber pagado tres dólares por un pan de molde".

Mercados Mal Preparados
La principal causa del aumento de precios varía de cultivo a cultivo. Pero la crisis la ha provocado en parte una configuración sin precedentes de la cadena alimentaria.

Una importante razón de los precios más altos para el trigo, por ejemplo, es la sequía de varios años en Australia, algo que los científicos dicen que se puede convertir en permanente debido al calentamiento global. Pero los precios del trigo también están subiendo porque los productores norteamericanos han estado plantando menos trigo, o plantándolo en terrenos menos fértiles. Y esto ocurre en parte porque están plantando más maíz para aprovechar el auge del biocombustible.
Este año, al menos un quinto y quizás un cuarto de la producción de maíz de Estados Unidos será utilizada para abastecer a las plantas de etanol. Cuando el alimento y el combustible se fusionaban, fue una bendición para los granjeros norteamericanos después de años de precios estables. Pero también ha contribuido a provocar la crisis de los precios de los alimentos.
"Si no fuera por el etanol, hoy no estaríamos pagando esos precios", dice Bruce Babcock, profesor de economía y director del Centro para el Desarrollo Rural y Agrícola de la Universidad de Iowa. "Esto no quiere decir que sea el único motivo. Los precios serían ahora más altos que antes en esta década debido a que el abastecimiento de granos es ahora más ajustado. Pero hemos introducido una nueva demanda en el mercado".
De hecho, muchos economistas dicen que los precios de los alimentos deberían haber subido mucho antes.
Después de la caída del Muro de Berlín, el mundo pareció encogerse con los mercados que se abrieron rápidamente, el creciente comercio y mejores comunicaciones y tecnologías del transporte. Dadas las nuevas eficiencias del mercado y la amplia disponibilidad de alimentos relativamente baratos, la práctica antes habitual de hacer acopio de granos para protegerse contra el tipo de escaseces que está ahora presenciando el mundo parece cada vez más arcaica. Las reservas globales de granos se han hundido.
Sin embargo, había un gran problema. El comercio global de alimentos nunca fue la máquina bien ajustada que ha hecho que el precio de bienes manufacturados como ordenadores y televisores de pantalla planas sean cada vez más similares en el mundo. Con el alimento, importantes subsidios y otras barreras destinadas para proteger a los granjeros -especialmente en Europa, Estados Unidos y Japón- han distorsionado el precio de los alimentos en todo el planeta, dicen los economistas, impidiendo los ajustes de precios normales en el mercado a medida que sube la demanda global.
Si las fuerzas del mercado hubieran jugado un papel más importante en el comercio de los alimentos, dicen ahora algunos, el mundo habría tenido más tiempo para ajustarse más gradualmente al aumento de precios.
"El comercio internacional de alimentos no sufrió el mismo tipo de liberalización que otras ramas", dijo Richard Feltes, vicepresidente de MF Global, un corredor de futuros. "Ahora vemos que el planeta ha fracasado en su intento de crear un mercado integrado de alimentos".
En los últimos años ha habido una gran presión para liberalizar los mercados de alimentos a nivel mundial -parte de lo que se conoce como la ‘Ronda de Doha’ en las conversaciones sobre el comercio mundial-, pero ha surgido resistencia tanto en el mundo desarrollado como en el mundo en desarrollo. Quizás más que cualquier otro sector, los países tiene un deseo visceral de proteger a sus campesinos, y así su fuente de alimentos. La actual crisis de los alimentos está provocando que los dos lados se atrincheren.

Veamos, por ejemplo, el caso francés. La Unión Europea reparte unos 41 billones de dólares al año bajo la forma de subvenciones a la agricultura, con Francia con la cuota más importante de unos 8.2 billones de dólares.
El bloque de veintisiete países también se ha fijado como objetivo que los biocombustibles cubran para el 2020 el diez por ciento de las necesidades de combustible del transporte -para combatir el calentamiento global.
Los franceses, cuyos granjeros han empezado a depender de las generosas dádivas del gobierno, dicen que los subsidios agrícolas deben continuar e incluso ser aumentados para estimular una mayor producción de alimentos, especialmente para hacer frente a la escasez.
La semana pasada, el ministro francés de Agricultura, Michel Barnier, advirtió a funcionarios de la Unión Europea "no confiar demasiado en el mercado libre".
"No debemos dejar que la alimentación de la gente, que es un tema vital", dijo, "a merced de las leyes del mercado y de la especulación internacional".

Dan Morgan, Steven Mufson y Jane Black en Washington y Ariana Eunjung Cha en Pekín, Emily Wax en Nueva Delhi y John Ward Anderson en París contribuyeron a este reportaje.

1 de mayo de 2008
27 de abril de 2008
©washington post
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casadas con extranjeros


Novias vietnamitas llevan vidas coreanas.
[Norimitsu Onishi] Kwangmyong, Corea del Sur. Las bebitas de las dos parejas nacieron el mes pasado con sólo dos días de diferencia, la menor en la mañana del Nuevo Año Lunar. Las chicas, decían todos luego, tenían la frente de sus padres coreanos y la nariz de sus madres vietnamitas.
Los padres de las niñas habían llegado a Vietnam hace un año, y en las primeras dos horas de un tour matrimonial de cinco días, escogierom a sus madres de entre dos docenas de novias potenciales en el bar de karaoke Lucky Star en Hanoi.
Unidas por el destino y los ritmos de las oficinas de inmigración, las esposas, Bui Thi Thuy y To Thi Vien, habían aterrizado juntas en Corea del Sur preguntándose qué tipo de lugar era y cómo las tratarían sus maridos.
"Creo que tenemos un vínculo especial porque nos casamos el mismo día y estamos las dos casadas con hombres coreanos", dijo Vien. "Tenemos la misma edad y fuimos madres casi al mismo tiempo".
Y así las dos nuevas madres observan la costumbre coreana tomando sopa de algas marinas para recuperar fuerzas. Aquí en Kwangmyong, una ciudad cerca de Seúl con una concentración de trabajadores extranjeros y mujeres extranjeras casadas con coreanos, Vien, 23, vive en la casa de la familia de su marido, Kim Wan-su, obrero. Thuy, 23, se instaló con su marido Kim Rae-goo, 56, en Yongju, una ciudad rural al sudeste de Seúl, donde cultivan manzanas.
Las dos parejas, cuyo cortejo, boda y luna de miel de cinco días en Vietnam fueron descritos hace un año en un artículo en el New York Times, son parte de un fenómeno social en Corea del Sur. Una combinación de factores -incluyendo el creciente estatus social de las mujeres coreanas y el excedente de solteros que resulta de la tradicional preferencia por los hijos- está obligando a muchos hombres coreanos a buscar novias en el sudeste asiático, en Asia Central y en China.
En un país que se define a sí mismo como étnicamente homogéneo, los matrimonios con extranjeros fueron 2006 uno de cada ocho matrimonios, más que el triple de la tasa en el 2000. En zonas de clase trabajadora en Seúl, como Kwamgmyong, centros comunitarios ofrecen ahora servicios para esposas extranjeras: clases de idiomas, ayuda para el parto y para víctimas de violencia doméstica, asesoría sobre la vida en Corea del Sur y con los parientes políticos.
Pero a veces las brechas culturales hacen difícil hacerse con esas esposas.
"Las esposas chinas tienen sus propias redes externas, así que tienden a ser más asertivas , y las mujeres de Filipinas hablan inglés, de modo que son más seguras de sí mismas, pero otras mujeres, como las vietnamitas, no se atreven a pedir ayuda ni a contar sus problemas", dijo Kim Myung, asistente social en el Centro de Bienestar Social Yeongeungpo cerca de aquí. "Tienden a ser sumisas y a sonreír a los parientes políticos, incluso si tienen problemas. Y desaparecen de repente".
Han Kuk-yeom, presidente del Centro de Derechos Humanos de las Mujeres Inmigrantes de Corea, una organización privada, dijo que el gobierno no ha hecho lo suficiente para garantizar el respeto de los derechos de las esposas extranjeras o para protegerlas contra maltratos.
Algunos hombres creen que pueden maltratar a las mujeres debido a que pagaron por el tour matrimonial y la boda, y tienden a menospreciar a las mujeres de países más pobres, dijo Han. Y la próspera industria internacional del matrimonio ha traído aquí a mujeres pobres y vulnerables.
"Hasta hace unos tres años, a Corea llegaban mujeres más educadas, pero ahora que hay matrimonios internacionales, están llegando mujeres menos educadas y más pobres", dijo Han. "Y parecen adaptarse con más dificultad a la vida en Cora, aprendiendo el idioma y esas cosas".
El divorcio ha aumentado entre los hombres coreanos casados con extranjeras, de acuerdo a cifras del gobierno. Pero es demasiado prematuro hacer comparaciones significativas con la tasa de divorcio de matrimonios entre coreanos, que también ha aumentado agudamente en los últimos años.
Dado el modo en que se conocen, tanto los maridos coreanos como sus esposas extranjeras tienen sus temores, como explicó Kim Wan-su, sacándose los audífonos durante la pausa de almuerzo en su trabajo en una importante planta automotriz.
Mientras que las esposas extranjeras se preocupan sobre cómo las tratarán sus maridos, los hombres coreanos sospechan de que las mujeres se casaron con ellos solamente para acceder a trabajos aquí y enviar dinero a sus padres. Cuando los padres de Vien en Vietnam se enteraron de que una novia vietnamita se había suicidado en Corea, llamaron muertos de miedo. y Kim se inquietó después de oír que tres novias que habían llegado a Corea del Sur a través de la agencia de su esposa habían abandonado a sus maridos pocos después de llegar.
"Tenía miedo de que mi esposa pudiera escapar, pero ya no más", dijo Kim. "Tenemos un hijo, y somos una familia. Mi esposa no se vino aquí para hacer dinero".
Mientras Kim estaba en el trabajo, la señora Vien se ocupaba de su recién nacido en casa. Con el nacimiento de su hija, Dan-bi, Vien dejó de ir dos veces a la semana al centro comunitario local donde había trabado amistad con una mujer de su comarca, la isla de Van Don, en el nordeste de Vietnam. Vien había abandonado la escuela donde estudiaba administración, porque su padre, un campesino, no podía pagar la matrícula.
En Kwangmyong, la pareja vive con la madre de Kim y la familia de su hermana mayor -un total de nueve personas- en una planta de un edificio de tres pisos en una calle estrecha. La hermana mayor, Kim Ho-sook, había acogido a Vien y la había ayudado a evitar a la madre de Kim de 88 años, que no estaba contenta con la llegada de una novia extranjera y dijo repetidas veces que provocaría la desgracia de la familia.
En el otoño pasado, el día antes de que la pareja celebrara una elaborada ceremonial matrimonial aquí después de su rápida boda en Hanoi, el hermano mayor -cuya infelicidad se agravaba con su Alzheimer- desapareció de casa durante doce horas. La familia trató de ocultar su desaparición a Vien y sus padres, que llegaron a Corea del Sur para la boda. "Pero de algún modo Vien se dio cuenta de lo que estaba ocurriendo y se echó a llorar", dijo la cuñada.
El mes pasado, el día antes de la salida de Vien del hospital, su suegra volvió a desaparecer, enfadada porque el bebé no era un niño.
"Mi madre ni siquiera quiere mirar al bebé", dijo la cuñada. "Me dice que no me prende del bebé porque no es un niño".
Para complicar las cosas, los médicos diagnosticaron hace poco un hoyo en el corazón del bebé y no están seguros de que se cierre por sí solo.
"Echo mucho de menos a mi madre, especialmente en estos días", dijo Vien. "Yo soy vietnamita y todos los que me rodean son coreanos, así que me siento más cómoda hablando con mi madre. Podemos estar horas al teléfono".
Una tarde de un sábado reciente, mientras el bebé dormía plácidamente, Vien parecía estar de mejor humor. Ella y su marido estaban sentados en el sofá de la salita, a menudo cogidos de la mano y mostrando el tipo de cariño que se habían exhibido durante la primera semana de su encuentro.
Ambos dijeron que se sentían más comprometidos que nunca a construir una vida juntos, aunque reconocieron las brechas culturales y el idioma. Sus principales peleas han ocurrido después de que él se hubiera marchado a beber con sus colegas y roto la promesa de volver a casa a la hora acordada.
"Yo soy un trabajador y no entiende que salir a beber con tus colegas es un elemento de la cultura coreana", dijo Kim. "Yo creo que Vien piensa que no cumplí mi promesa porque ella es extranjera y lo miro para abajo".
Vien dijo que no era así. "Yo soy tu esposa, y no me gusta que vuelvas tan tarde; a nadie en la familia le gusta eso", dijo. "Me frustra y me preocupa. Si yo fuera coreana, me importaría menos, porque entiendo exactamente qué está pasando. Pero no soy coreana".
Thuy dijo, mientras entraba con su hija Hyo-min en una casa de ladrillos rojos de una planta que su marido Kim Tae-goo había construido hace poco en Yongju, a dos horas de Seúl: "Me vuelvo loca de no poder comunicarme con mi marido".
La señora Thuy, que terminó la secundaria en su ciudad natal, Quang Yen, en el nordeste de Vietnam, dijo que aprender coreano era difícil. Pero Kim dijo que no se estaba esforzando lo suficiente.
"Repite una palabra un par de veces, y luego lo abandona", dijo Kim. "Debería apreciar el hecho de que estoy tratando de enseñarle. Las peleas más fuertes que hemos tenido, son por esto".
"Él no trata de hablar vietnamita", dijo, agregando que él sólo saber decir ‘hola' y ‘qué hubo'?"
Viven con la madre de Kim y su hija de 17 años de su primer matrimonio. (Su primera esposa era coreana). Sin embargo, en casa Thuy habla rara vez con la familia de su marido.
"Mi hija la llamó una sola vez ‘madre'"", dijo Kim. "Pero mi madre y mi hija no le tienen ojeriza".
Thuy no tiene amigas fuera de casa. Aunque en el área viven varias esposas vietnamitas, Thuy, en una demostración de persistente regionalismo que se ve en muchas esposas vietnamitas, no socializa con ellas porque son de Ciudad de Ho Chi Minh, la antigua Saigón, en el sur.
"Son de Ho Chi Minh, así que cada vez que nos vemos, nos saludamos", dijo, agregando que encontraba difícil acercarse a ellas.
El nacimiento de su hija, que coincidió con una recaída en la temporada de la manzana, ha dado una nueva significación al matrimonio, dijo la pareja. Kim, que participó poco en la crianza de su hijo de su primer matrimonio, ahora está activamente involucrado, recorriendo internet a la búsqueda de información sobre todo tipo de temas, desde la leche de pecho, el hipo y los pañales, mientras que Thuy nunca pierde de vista al bebé.
A veces recuerdan su primer encuentro en el Lucky Star de Hanoi.
Él la escogió, dijo provocadora, sólo después de que sus primeras tres lo hubiesen rechazado. Parecía rico, dijo, y le gustaba que fuera campesino, como su padre.
"En Vietnam tendría una vida mucho más difícil, porque la gente es todavía muy pobre allá", dijo.
Él dijo que estaba contento con el resultado. "No quiero sonar como si menospreciase a Thuy", dijo. "Pero si me hubiera casado con una mujer más educada o más alta, no que creo que hubiese sido feliz conmigo aquí. Creo que formamos una buena pareja".

Su-hyun Lee contribuyó desde Seúl, Corea del Sur.

31 de marzo de 2008
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cc traducción mQh
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desalojan a monjas díscolas


[Marcin Zoltowski] Policía desaloja a monjas de convento polaco.
Kazimierz Dolny, Polonia. La policía irrumpió el miércoles en un convento polaco y desalojó a 65 monjas rebeldes, deteniendo a la madre superiora y a un monje que habían ocupado el edificio con ellas ilegalmente durante dos años.
Las mujeres ocuparon el recinto en rebelión contra el Vaticano, que había ordenado el remplazo de su madre superiora, Jadwiga Ligocka.
"Desobedecieron", dijo Mieczyslaw Puzewicz, portavoz de la diócesis de Lublin de la iglesia católica. El Vaticano expulsó formalmente a las mujeres de su congregación Hermanas de Betania el año pasado.
La policía arrestó a la Madre Superiora Jadwiga y a un ex fraile franciscano, Roman Komaryczko, que había estado viviendo con las monjas, y planeaba interrogarlas, dijo el portavoz de la policía Mariusz Sokolowski. No dijo de qué se las acusaba.
Un cerrajero abrió la puerta del convento amurallado en Kazimierz Dolny, una ciudad al este de Polonia, para que pudiese entrar un destacamento de policías antidisturbios, los que fueron recibidos por una andanada de insultos por las monjas, dijo Sokolowski.
Algunas horas después de la operación, las mujeres, en hábitos negros y escoltadas cada una por mujeres policías, empezaron a salir del edificio. Algunas llevaban instrumentos musicales -guitarras, tamborín, tambor- mientras otras acarreaban sencillas mochilas y enormes bolsas azules de la basura, aparentemente con sus pertenencias.
Las mujeres salieron con calma del convento, cruzando un patio arbolado, y subieron a uno de tres autobuses, el último de los cuales finalmente se retiró después de más de seis horas y media de operativo policial.
Entre las monjas se encontraban cinco ciudadanas de Rusia y Belarus que residían ilegalmente en Polonia, dijo Sokolowski. Serán probablemente deportadas, agregó.
El portavoz de la diócesis, Puzewicz, que estaba en el sitio del convento, dijo que las monjas estaban comportándose "como si estuvieran siendo manipuladas" psicológicamente. No dijo quién pensaba que las estuviera manipulando, pero sí dijo que el ex fraile Komaryczko había tenido una "influencia negativa" sobre la Madre Jadwiga.
Cuando en 2006 el Vaticano expulsó a las monjas, estas se negaron a abandonar el recinto, aislándose del mundo exterior.
La iglesia finalmente emprendió acciones legales para desalojarlas, y un tribunal de la cercana Pulawy ordenó su desalojo -una medida a la que inicialmente se habían opuesto. La electricidad del convento fue interrumpida a principios de año, pero vecinos que simpatizan con las monjas les llevaban secretamente alimentos durante la noche.
La prensa polaca ha informado que la Madre Jadwiga era una carismática figura que tiene visiones religiosas y que estaba intentando convertir el convento en una congregación contemplativa.
Este desarrollo lo había insinuado la diócesis de Lublin que, en una declaración en su página en la red, dice que "las revelaciones privadas de Madre Jadwiga y el hecho de que las hubiera convertido en normas de conducta, causaron la inquietud de la congregación".

10 de octubre de 2007
©los angeles times
©traducción mQh
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bailando con los diablos


[Simón Romero] Venezuela baila ritmos demoníacos para fomentar el turismo.
San Francisco de Yare, Venezuela. Con trajes color de sangre y demoníacas máscaras de papel maché que harían sonreír a una gárgola, cientos de fieles disfrazados de diablos recorrieron bailando las calles de aquí el jueves en uno de los rituales religiosos más exaltados de Venezuela.
Edgar Serrano trabajó en su máscara para prepararse para el Baile de los Diablos, que empezó en el siglo dieciocho como un ritual afro-venezolano.
Una tradición afro-venezolana en las parroquias de los alrededores de la costa caribe del país desde el siglo dieciocho, el Baile de los Diablos han recibido apoyo del gobierno del presidente Hugo Chávez como parte de su campaña por crear conciencia sobre el folclore venezolano y fomentar nuevas formas de turismo.
Esta pequeña ciudad fundada en 1718 por esclavistas que poseían plantaciones de cacao y caña de azúcar cercanas, ahora atraen a miles de visitantes cada año para el festivo católico de Corpus Christi. Miran a los diablos retorcerse al ritmo de tambores en un ritual descrito por los vecinos como un baile de resistencia cultural.
"Hay muchas historias sobre su origen, pero sabemos que era sobre todo un modo para que nuestros ancestros participaran en la vida de la iglesia", dijo Pablo Azuaje, 57, el capataz del baile.
Historiadores y antropólogos que han estudiando el Baile de los Diablos dijeron que tradiciones similares existieron en la Europa medieval y todavía se podían encontrar en algunos países, como Bolivia y México. En las pequeñas parroquias venezolanas, e incluso en Caracas a hasta fines del siglo diecinueve, el Baile de los Diablos se convirtieron en símbolos de la lucha del bien contra el mal.
Aquí en Yare, como se conoce a esta ciudad al sur de Caracas, el baile de los diablos da una vuelta por la plaza antes de descansar a la puerta de la iglesia blanqueada. Tras la misa de la mañana, sucumben en un acto de devoción ante la Eucaristía, la representación del cuerpo y la sangre de Cristo por la hostia y el vino, antes de bailar por toda la ciudad con paradas para rezar en una docena de altares.
Rafael Strauss, historiador que ha estudiado los bailes del diablo en varias comunidades venezolanas, dijo que tenían su raíz en los intentos de los esclavos, marginados por el rígido sistema de castas colonial, de tener funciones importantes en la vida religiosa. Una vez regañados por los funcionarios de la iglesia, hoy los diablos son tolerados y eventualmente celebrados.
"Los Bailes del Diablo del siglo dieciocho difieren poco de los artistas del reggaetón hoy", dijo Strauss, autor del libro ‘El diablo en Venezuela', refiriéndose a un baile contemporáneo con connotaciones sexuales explícitas que se popularizaron en Puerto Rico antes de extenderse por América Latina y Estados Unidos.
Mientras que la prohibición de que hombres y mujeres bailen juntos ha persistido en los bailes de diablos, continuando la tradición que empezó cuando el ritual era considerado como abiertamente sensual, Strauss dijo que el baile desde que Venezuela aboliera la esclavitud en 1854. Aunque en algunos pueblos chicos sólo participan negros, en ciudades más grandes como Yare bailan personas de varias etnias.

En su fomento del baile de los diablos, principalmente mediante publicidad, el gobierno de Chávez sigue el ejemplo de Rómulo Gallegos, el novelista que fue presidente de Venezuela en 1948 antes de ser derrocado por un golpe de estado. Los diablos ganaron renombre mundial cuando el gobierno de Gallegos los llevó para actuar en Caracas, como parte de una campaña para llamar la atención sobre las tradiciones folclóricas en momentos en que los más altos ingresos por el petróleo estaban modernizando al país.
"Ahora estamos tratando de crear un turismo de inclusión", dijo Teorggeena Pérez, coordinadora de turismo para Yare, explicando que estimular a los visitantes a dormir en las casas de los bailarines y de los otros habitantes del pueblo también forma parte del programa de ‘desarrollo endógeno' de Chávez, un programa de erradicación de la pobreza para ayudar al crecimiento económico de comunidades marginadas.
En realidad, el rojo no es solamente el color de la ropa del diablo, sino también de los sombreros y camisetas, adornados con lemas a favor de Chávez y las iniciales de su partido socialista, que llevan muchos de los que vinieron aquí a mirar el baile y vender sus productos a otros visitantes.
"Para nosotros es un bello día para hacer negocios y ver cosas nuevas", dijo Irma Romero, 55, miembro de la Cooperativa Pioneros de la Resurrección, un grupo de Caracas que hace ropa y recibe financiamiento del ministerio de Economía Comunal para comercializar sus mercaderías en eventos culturales en todo el país.
Funcionarios del estado de Miranda, que incluye a Yare y es gobernado por un estrecho aliado de Chávez, repartieron panfletos con una lista de los apellidos de las familias que poseyeron esclavos en el pasado de aquí y describieron en detalle los orígenes y características del baile de los diablos.
Aquellos que participan en el ritual parecían dichosamente ignorantes, al menos por un día, de los polarizadores cambios políticos en Venezuela, como la creación de Chávez de un solo partido socialista con sus seguidores. Otros vestidos de rojo eran los empleados de Brahma, la cervecería que el jueves vendió copiosas cantidades a los visitantes de Caracas y otras ciudades.
Con pequeñas cruces hechas de frondas enganchadas a sus camisas, los diablos sudaron y bailaron en un estado similar al trance antes de descansar al mediodía con un almuerzo de mondongo, una sopa hecha de tripas cocidas a fuego lento y manitas de cerdo. Luego siguieron bailando hasta la tarde.
"He pasado toda mi vida dedicado a los diablos", dijo Juan Vicente Morgado, 53, uno de los principales fabricantes de máscaras de Yare, en su taller donde cuelgan de las paredes decenas de máscaras. "Es una de esas cosas en la vida en la que buscamos lo grotesco, para encontrar algo positivo".

2 de octubre de 2007
12 de junio de 2007
©new york times
©traducción mQh

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los guardas del aparcadero


[Jeffrey Fleishman] En los aparcaderos de El Cairo.
El Cairo, Egipto. Los guardas de los aparcaderos son parte de la economía gris de El Cairo, un inmenso mundo de las tinieblas de ilegalidades y sobornos a la policía para mantener funcionando esta hacinada ciudad de 16 millones de habitantes. Dividen el espacio entre ellos mismos y cobran por ello, pero no siempre les pagan. Luego, también están los sobornos que hay que pagar a la policía. Sus zapatos lustrados tienen punta de bronce, baratijas de hombre rico en los pies de un hombre pobre. Los zapatos brillan mientras señorean un tramo de la acera, después de pagar a polis y otros funcionarios que se acercan furtivamente -con un guiño y una sonrisa se puede ganar cinco dólares al día aparcando coches debajo de las palmeras cerca del centro comercial.
Moviéndose rápido en el tráfico, Mounir Essay coopta el espacio público y lo convierte en una loncha de empresa privada. Él y otros guardas son parte de la economía gris del Cairo, un enorme mundo de tinieblas de susurros, sobornos e ilegalidades que mantienen funcionando esta hacinada ciudad del modo en que una máquina vieja se mantiene viva con repuestos.
"En un programa de televisión nos llamaron matones y dijeron que les quitábamos el dinero", dijo Essawy, con su camisa metida en sus vaqueros sucios, su pelo peinado hacia atrás como testamento a los días en que tenía su propia barbería y la vida era menos precaria.
"Pero tengo cuatro niños y no puedo alimentarlos. Tengo que lustrar zapatos en el día y aparcar coches en la noche. Soy un hombre educado, pero para los egipcios normales las puertas están cerradas".
Essawy y sus compatriotas han dividido la acera y calle en los alrededores del centro comercial CityStars de modo que cada uno recibe diez lotes de aparcadero. Deben pagar dos libras egipcias, unos 35 centavos de dólares, un coche -el conductor no debe pagar, pero negarse a hacerlo provocará miradas enfadadas y groserías. La policía está sobornada y hace la vista gorda; pero si se atrasa el soborno, detienen a alguno.
Pocos se quejan. Así es como funciona El Cairo.
En la cima del gobierno y la sociedad, es común la corrupción multimillonaria, pero la prestidigitación también es dueña de las calles y callejones donde incluso aquellos que tienen un trabajo estable en la administración pública se aventuran en trabajos secundarios creativos y cuestionables.
Los maestros, por ejemplo, ganan más haciendo clases privadas a estudiantes después de la escuela que dando clases en la escuela. Esta situación ha dañado a la educación pública y obligado a los padres, muchos de los cuales no ganan más de 145 dólares al mes, a pagar lo que el estado no es capaz de proporcionar.
"Las brechas se están cerrando porque el estado es débil", dijo Samer Soliman, economista político en la Universidad Americana de El Cairo. "Una vez vi a un soldado armado limpiando un coche. Se suponía que estaba custodiando un edificio, pero en lugar de eso estaba limpiando un coche para ganar algo de dinero.
"Fue muy revelador. La gente en los escalones bajos de la administración es realmente muy pobre, y tienen que encontrar otros modos de hacer dinero. Esta economía escondida en muy aceptable en la sociedad egipcia".
Aquí en Ciudad Naser, un barrio construido en los años sesenta y noventa con dinero que enviaban los emigrantes egipcios a casa desde sus trabajos en los estados del golfo, la pobreza se fundía con la riqueza de los nuevos ricos.
Frente al mall CityStars, donde las criadas filipinas van de escaparate y hombres con trajes llevan regalos en bolsas de diseño, los guardas revolotean entre los coches mientras los niños venden manojos de hierbabuena marchita que endulzan el arenoso aire.
El guarda Sayed Sadeeq Abdellah se mantiene alerta a la policía.
"A veces nos persiguen y tenemos que huir", dijo. "En esos días no ganamos nada".
Es circunspecto cuando se le pregunta si paga sobornos a los polis, pero después de un rato, una sonrisa cruza su cara y asiente: "Sí".
Huyó a Suez después de la guerra de Egipto con Israel en 1967, y terminó en El Cairo, donde abrió una tienda de cacahuetes que finalmente quebró, obligándolo a vivir en la calle. "No entendía la política del mercado", dijo.
Su cuñado le enseñó el negocio de los aparcaderos. El trabajo es otro curiosa arruga de las calles de El Cairo, donde oficios nunca vistos se materializan cualquier día de pura laboriosa desesperación. La mayoría de los guardas no tienen permisos como vendedores ambulantes, lo que hace que sus actividades sean ilegales, pero el tecnicismo es ignorado siempre que la policía se vaya contenta a casa.
Para Abdellah no hay nada de ilegal en ello; él entrega un servicio con el que gana unos 132 dólares al mes para mantener a sus tres hijos, incluyendo a dos en la universidad.
"Sólo Dios sabe qué futuro tendrán mis hijos", dijo Abdellah cuando los hombres a su alrededor empezaron a negociar coches, todos ellos custodiando su franja de asfalto y concreto. "¿Será mejor que el mío? No lo sé. Me siento tan desesperado en estos días... Hay tanta competencia y codicia en este trabajo".
Los ajados billetes que pasan de la palma de Abdellah a su bolsillo son un indicador de lo mal que están las cosas en esta ciudad de dieciséis millones de habitantes. Los guardas del parking cobraban diez centavos, pero con menos opciones y trabajos disponibles en medio de crecientes alzas de precios, subieron sus tarifas. Mucha gente vieja se queja y se niegan a pagar; otros se burlan y pagan menos.
El plan de Hamidi Ali era reparar neveras. Pero su diploma de una escuela técnica no le ha servido de nada y como otros hombres en este tramo del camino, es una silueta recortándose contra el sol poniente y las luces de neón.
"Pasé por esta calle hace tres años y vi a unos tipos haciendo esto y decidí unirme a ellos", dijo entre las chispas y estrépitos de obras de un edificio que se levanta detrás de él. "No hay alternativa. No tengo dinero. No estoy casado. ¿Cómo puedo mantener a mi familia? Me han arrestado dos o tres veces, pero los fiscales me dejan libre. Vuelvo porque no hay otra cosa que hacer".
Essawy fue barbero durante 25 años. Tuvo su propia tienda durante un tiempo, pero el número de clientes bajó y no pudo pagar el alquiler.
Se dejó en el CityStars con una caja de lustrabotas y un montón de deudas. Lustra zapatos y lava coches, moviendo sus escobillas y observando la calle, hablando sobre sus dos hijas y dos hijos.
El barbero en él le da un aire aristocrático y, pese a los vaqueros negros y un jersey lleno de polvo, parece haber mantenido una parte de sí mismo separada de sus aprietos.
"Estoy aquí todos los días de nueve a dos de la mañana", dijo. "Me gustaría tener un buen trabajo, con un salario fijo, pero no hay".
Pasó un coche policial. La gente enfiló hacia el ala Magic Galaxy del mall, no lejos de un atrio construido en forma de pirámide. Un camión dio un frenazo, un chofer hizo gestos de enfado con la mano. Un hombre que vende cinturones en un carretón avanzaba por el tráfico y saludó.
Essawy devolvió el saludo. "Ese es mi hermano".

jeffrey.fleishman@latimes.com

Noha El Hennawy contribuyó a este reportaje.

28 de septiembre de 2007
©los angeles times
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un asunto deshonroso


[Katherine Zoepf] El asesinato por honor sigue plagando estado laico sirio.
La lucha, si la hubo, debería haber sido muy breve. Fawaz recordó más tarde que su mujer, Zahra, estaba profundamente dormida a su lado y ligeramente acurrucada contra la almohada cuando se levantó al alba y se preparó para marcharse a su trabajo en unas obras en las afueras de Damasco. Era una lluviosa mañana de domingo un enero y muy fría; al salir, Fawaz se volvió una vez más para arreglar la manta de su mujer de dieciséis. Zahra siguió durmiendo sin moverse, y su marido cerró suavemente la puerta de su pequeño apartamento al salir.
Zahra estaba probablemente todavía durmiendo cuando su hermano mayor, Fayyez, entró poco después al apartamento, utilizando una llave robada y portando un puñal. Su hermana yacía en el suelo alfombrado, sobre el delgado colchón de espuma que compartía con su marido, así que Fayyez tuvo que arrodillarse junto a Zahra para poder izar el puñal y apuñalarla cinco veces en la cabeza y espalda: cuchilladas desgarradoras y brutales que despedazaron la base de su cráneo y casi cercenaron su espina dorsal. Dejando la puerta abierta, Fayyez bajó la escalera y se dirigió a la comisaría local de policía. Allá dijo que se había entregado, diciendo a los agentes de servicio que había matado a su hermana para limpiar la deshonra que había provocado a su familia al perder su virginidad fuera del matrimonio hace casi diez meses.
"Fayyez dijo a la policía: ‘Es mi derecho corregir ese error'", me contó no hace mucho Maha Ali, una abogado siria que conocía a Zahra y ahora trabaja gratuitamente para su marido. "Me dijo: ‘Es verdad que ahora mi hermana está casada, que nunca pudimos borrar la vergüenza'".
De momento, casi todo el mundo en Siria que sigue las noticias se sabe los detalles básicos de la vida y muerte de Zahra al-Azzo: cómo la niña, entonces de sólo quince, fue raptada en la primavera de 2006 cerca de su casa al norte de Siria, llevada por su secuestrador a Damasco y violada; cómo la policía que descubrió a Zahra temía que su familia, como ocurre a menudo en Siria, culpara a la niña de su propia violación y la matara; cómo entonces las autoridades metieron a Zahra en una cárcel para niñas, creyendo que era el único modo de protegerla de sus familiares. Y de cómo en diciembre, Fawaz, 27, primo de Zahra, accedió a casarse con ella para poder sacarla de la cárcel y, también, esperando recuperar su reputación a los ojos de su familia; de cómo, apenas un mes después de su matrimonio con Fawaz, su hermano Fayyez apuñaló a su hermana Zahra, 25, mientras esta dormía.
Zahra murió debido a sus heridas en el hospital al día siguiente, una de las trescientas niñas y mujeres que mueren cada año en Siria en los llamados asesinatos por honor, de acuerdo a estimaciones de activistas de la mujer aquí. En Siria y otros países árabes, muchos hombres creen en una idea del honor personal en la que la defensa de la castidad de sus hermanas, sus hijas y las otras mujeres de la familia es una fundamental obligación social. Los asesinatos por honor tienden a ocurrir, dicen los activistas, cuando los hombres se sienten presionados a demostrar que protegen suficientemente la virtud de la parte femenina de la familia. A veces se mata juntos a los amantes, pero lo más frecuente es que sólo se castigue a las mujeres. A veces a las mujeres se las mata por la mera sospecha de que tienen una aventura, o sobre la base de una acusación falsa, o debido a que fueron abusadas sexualmente, o porque, como Zahra, fueron violadas.
Al hablar con la policía, el hermano de Zahra utilizó una expresión coloquial: ghasalat al arr (limpiando la vergüenza), que quiere decir matar a una mujer o niña cuya vida misma se ha convertido en una mancha intolerable en el honor de los hombres de la familia. Una vez que este tipo de vergüenza sexual familiar ha sido ‘lavada', el asesinato es normalmente olvidado tan pronto como posible. Según la ley siria, el asesinato por honor no es homicidio, y el hombre que lo comete no es un asesino. Como en otros muchos países árabes, incluso si el asesino es condenado por el cargo menor de ‘asesinato por honor', normalmente recupera su libertad en unos meses. Mencionar el asesinato -o incluso el nombre de la víctima- se transforma en tabú.
Que esto no haya ocurrido en la historia de Zahra -que su caso, lejos de ser ignorado, se ha convertido en una suerte de cause célèbre, un grito de guerra para abogados, estudiosos del islam y funcionarios sirios que esperan modificar las leyes que protegen a los perpetradores de esos asesinatos por honor- es el resultado de una peculiar confluencia de circunstancias. Se debe en parte a los esfuerzos de un grupo de activistas de los derechos de la mujer y en parte a lo específico de su historia, que ha galvanizado la simpatía pública de un modo previamente desconocido en Siria. Pero en el fondo es por el joven viudo de Zahra, Fawaz, que había hablado con su novia sólo una vez antes de su compromiso. Ahora, desafiando a su tribu y sus tradiciones, ha entablado una demanda civil contra el asesino de Zahra y se niega a olvidar su caso.

Nashweh, donde nació Zahra al-Azzo en 1990, es el tipo de ciudad siria que parece desmoronarse literalmente en sus bordes -sus casas achaparradas de bloques de cemento ceden el espacio a pilas de materiales de construcción en mal estado, estos a los trigales cubiertos de rastrojos y basura. La cantidad de ropa de lavado puesta a secar en cables estirados entre las casas sugiere familias extensas. Nashweh es tan chica y remota que cuando un desconocido desciende de un coche, en cuestión de segundos lo rodea un grupo de niños con batas sucias gritando invitaciones a tomar el té en casa. Antes del año pasado, Zahra había pasado toda su vida allí, pero hace poco, cuando les preguntaron si habían conocido a Zahra, una media docena de mujeres de la ciudad -todas con pañuelos de cabeza y un finos vestidos de terciopelo, la mayoría de ellas mayor de cuarenta con tatuajes faciales azules de beduinos- simplemente apartaron la vista.
Según normas locales, las circunstancias de la vida de Zahra en Nashweh eran perfectamente corrientes. En los primeros años de su infancia, la familia llevaba una buena vida con la crianza de caballos árabes, pero en los últimos tiempos los Azzo estaban pasando penurias, y del padre de Zahra, de acuerdo a las asistentes sociales que hablaron con Zahra en la cárcel, se rumoreaba que tenía una aventura.
De acuerdo a la abogado Maha Ali, que conoció a Zahra en la cárcel, Zahra se enteró de los rumores por un amigo de su padre. El hombre amenazó a Zahra, diciéndole que revelaría el escándalo si ella no se reunía con él frente a su casa, lo que en sí mismo es una grave transgresión en su conservadora sociedad. Que Zahra haya acatado, desobedeciendo a su familia y salido con un hombre sin más compañía, incluso bajo coacción, es tan escandaloso para muchos sirios que trabajan en el caso de Zahra han tratado de oscurecer este hecho, prefiriendo describir lo que ocurrió como un simple secuestro. También dicen que a los quince era una niña extremadamente ingenua, tan joven para su edad que cuando estuvo en la cárcel se iba a dormir todas las noches con un oso de peluche.
El hombre aterrorizaba a Zahra, pero aparentemente creyó que si salía con él, aunque fuera brevemente, podría resguardar la reputación y seguridad de su familia. En lugar de eso, dice Yumin Abu al-Hosn, una trabajadora social en la cárcel, el hombre la llevó a Damasco, donde la retuvo en un apartamento y violó. Aterrada, en una ciudad extraña y atiborrada que no había visitado nunca, Zahra no trató de escapar. Estuvo en la capital durante casi una semana con el hombre cuando un dato de un vecino llevó a la policía al apartamento de Damasco. El hombre fue encarcelado, donde espera ahora que se le enjuicie por secuestro y violación. Entretanto, Zahra fue llevada a una comisaría para hacerle el llamado examen de virginidad, el análisis de himen que, por poco fiable que sea a la hora de establecer la virginidad, es un procedimiento estable en Siria en casos de violación y común cuando la policía detiene a mujeres.
En Estados Unidos, un edificio blanco y fuertemente custodiado como el edificio donde fue enviada Zahra para su propia protección podría probablemente ser llamado centro de detención juvenil, pero el árabe no ofrece esos eufemismos, así que se usan las palabras ‘cárcel' e ‘institución'. Siria no cuenta con refugios donde las niñas o mujeres puedan refugiarse si se las amenaza con asesinarlas por honor; en lugar de eso, las menores son a menudo colocadas en cárceles para niñas para protegerlas. Como muchas de las adolescentes que llegan allá, Zahra se sintió humillada de tener que pasar el examen genital obligatorio y al principio trató de resistirse, de acuerdo a Maha Ali. "Entré y vi a Zahra", dijo Ali. "Y me miró y me dijo: ‘Dios mío, ¿tengo que contarle la historia otra vez?'"
Para niñas como Zahra, la cárcel es sólo una solución temporal. Incluso las familias más criminalmente inclinadas a menudo obtienen órdenes judiciales de cortes de apelaciones para que les devuelvan a sus hijas. Los jueces normalmente tratan de extraer declaraciones juradas de los custodios, promesas de que las niñas, si son dejadas en libertad, no serán castigadas. Pero a menudo esas promesas se rompen.
Entre las llamadas familias tribales de Siria -clanes beduinos asentados como el de Zahra-, los matrimonios entre primos primeros son habituales. Así que no fue una sorpresa cuando su familia, buscando a alguien que se casara con ella mientras estaba en la cárcel, dio con uno de sus primos: Fawaz. Pero Fawaz no tenía intenciones de casarse con una prima, me dijo hace poco, y se asombró cuando el hermano de Fayyez se apareció por la casa.
"Fayyez empezó diciéndonos que su hermana Zahra había sido raptada", dijo la madre de Fawaz, que usualmente es llamada por su título honorífico Umm Fawaz, que quiere decir ‘madre de Fawaz'. Estaba sentada con las piernas cruzadas, con su hijo y su marido, en la sala de estar en el apartamento de la familia en las afueras de Damasco. Las persianas habían sido bajadas para protegerse del calor de una abrasadora tarde de primavera, y el cuarto estaba iluminado por un solo tubo fluorescente. Umm Fawaz indicó los cojines -ordenados al estilo árabe, en el suelo contra las paredes- donde se había sentado Fayyez.
El solo hecho de que Zahra hubiera sido sacada de su casa por unos días implicaba una deshonra para la familiar. "‘Oh, tiíta, no sé qué decir', dijo Fayyez, según recuerda Umm Fawaz, mientras se ajustaba su hijab con una mano y se palpaba su ojo con un pañuelo de papel con la otra. "Le dije: ‘No te avergüences de su hermana. Esto pasa incluso en las mejores familias'". Fayyez dijo que pese a haber sido secuestrada, su hermana todavía era virgen. Poco a poco fue abordando el tema que quería tratar. ¿Se casaría Fawaz con ella para que Zahra pudiera salir de la cárcel?
Al principio Fawaz, un hombre tímido y enjuto, lo rechazó cortésmente. Lo lamentaba por Fayyez, me dijo, pero no podía dejar de sentir algo de repugnancia con la historia, que en su comunidad es un feo escándalo sexual. Además, ya estaba comprometido con otra chica. Cuando Fayyez se marchó, Fawaz y su madre hablaron sobre la situación de Zahra. "Decidimos visitar a la niña, para ver", dijo Umm Fawaz. Y así varios días después las dos cogieron un taxi hasta la cárcel donde estaba la niña. Pasaron por un pesado portón de acero, y un custodio los escoltó hasta una oficina.

Fawaz sonrió cuando recordó el momento en que entró Zahra. No sería elegante comentar el aspecto de Zahra, de modo que fue Umm Fawaz quien habló de la belleza de Zahra ("¡Tan guapa como Sibel Can!", exclamó, mencionado a una popular cantante turca en el mundo árabe).
"Me gustó la chica", dijo Fawaz, que parecía algo avergonzado de haber admitido algo tan personal en público, y se corrigió rápidamente: "Quiero decir, aquí nos enamoramos de una chica después de casarnos con ella. Pero decidí abandonar a mi novia, por Zahra. Pensé que una chica normal como mi novia tendría otras oportunidades. Pero con Zahra pensé, Dios mío, que esta chica tenga que estar en la cárcel".
El padre de Fawaz lo desaprobó, sospechando desde el principio que la familia de Zahra la mataría apenas saliera de la cárcel. Pero cuando meses más tarde la familia de Zahra suplicó a la otra familia que lo reconsiderara, el padre de Fawaz cedió y Fawaz finalmente acompañó al padre de Zahra al tribunal para firmar los papeles que aseguraban su libertad. Zahra y Fawaz se casaron en una ceremonia formal en el barrio, en la nueva casa de la novia. Las pocas fotografías de la boda fueron tomadas con celulares, de modo que las impresiones son borrosas y de efímera calidad. En ellas Zahra tiene un aire aturdido y un poco enfurruñada, con el pelo recogido arriba, sus rasgos infantiles cubiertos con una gruesa capa de crema base, una estridente sombra de ojos rosada y pintura labial brillante.
El matrimonio, según los informes, era feliz. "Zahra me siguió llamando, incluso después de la boda", recordó Ali, la abogado. "‘¿Cómo está Fawaz?', le preguntaba. Y me decía: ‘Oh, tiíta Maha, pasamos toda la noche despiertos, hablando y divirtiéndonos'. Una vez su tía me llamó. Me dijo: ‘No le diga a Zahra que llamé, pero ¿puede usted hablar con ella? Usted tiene influencia sobre ella. Fawaz no se puede levantar a trabajar en las mañanas porque Zahra lo mantiene despierto toda la noche'".
Fawaz me dijo que de acuerdo a su interpretación del islam, él estaba "honrando a Zahra nuevamente" -recuperando su virtud perdida- casándose con ella. En esta decisión lo apoyaba su jeque, u orientador religioso, que de acuerdo a Fawaz apoya a una escuela progresista en la interpretación del Corán. Fawaz y su familia inmediata, aunque no muy cultos, están orgullosos de su tolerancia y él se fanfarronea de la inteligencia y escolaridad de Zahra. Incluso así, él y su familia rechazaron los intentos de Zahra de contarles sus sufrimientos, de modo que hasta el día de hoy conocen algunos detalles sólo de segunda mano. "Muchas veces, cuando estábamos casados, me quiso hablar sobre lo que le había ocurrido", dijo Fawaz. "Pero yo me negué. Le dije: ‘Tu pasado es tu pasado'".
De acuerdo a Fawaz, Zahra llevaba apenas cinco semanas de casada cuando su hermano, Fayyez, llegó en una visita no anunciada, diciendo que pensaba buscar trabajo en Damasco. Zahra se contentó de ver a su hermano, pero Fawaz dijo que se sintió dolorosamente desgarrado entre sus deberes de hospitalidad, una virtud central en la cultura beduina, y su presentimiento de que Fayyez -que dormía arriba en el apartamento de los padres de Fawaz- era un peligro para su mujer. La mañana en que Zahra fue atacada, Fawaz recuerda haber subido antes de marcharse al trabajo y haber encontrado a Fayyez despierto y golpeteando nerviosamente su celular.
"Él no tenía dinero para un celular", dijo Fawaz. "Me he estado haciendo preguntas sobre eso. Resultó que su tío se lo había regalado de modo que pudiera llamar y contar a la familia que había matado a su hermana. Nos enteramos más tarde de que esa noche tenían una fiesta en la casa para celebrar la limpieza de su honra. Invitaron a toda la aldea".
La mayoría de los asesinatos por honor sólo son mencionados brevemente en los diarios sirios, pero la muerte de Zahra al-Azzo era diferente a las demás. Decenas de artículos y programas de televisión han discutido en detalle su historia, nutriendo una atención pública sin precedentes sobre las raíces y moral de los crímenes de honor.
En mayo, esperando sopesar los sentimientos de la opinión pública sobre el caso de Zahra, pasé algunas horas caminando en un atestado vecindario de clase media baja en Damasco. En las zonas más ricas de la ciudad, la mitad de la gente en la calle pueden ser mujeres, pero aquí, al anochecer, no se las ve. En tiendas de shawarma y puestos de jugos, la mayoría de los hombres habían oído hablar de Zahra, pero más de la mitad de ellos creían que la práctica del asesinato por honor estaba protegida -o exigida- por las leyes islámicas. Un hombre llamado Abu Rajab, que posee un puesto de cigarrillos, lo describió como "algo de nuestra religión" y agregó que incluso si cambiaban las leyes, "un hombre matará a su hermana si tiene que hacerlo, incluso si eso significa pasarse quince años en la cárcel".
Sin embargo, la noción de que el islam aprueba esos asesinatos es una mala interpretación, de acuerdo a algunos abogados y prominentes estudiosos del islam. Daad Mousa, abogado y activista por los derechos de la mujer, me dijo que aunque las creencias sobre la limpieza del honor de los hombres se deriva de tradiciones beduinas, las tres leyes sirias utilizadas para perdonar a los hombres que cometen asesinatos por honor no se remontan a la ley islámica, sino al código civil, basado en el código napoleónico, que fue impuesto en el Levante durante el mandato francés. "El artículo 192 establece que si un hombre comete un crimen con un ‘motivo honorable', quedará en libertad", dijo Mousa. "En los países esta ley normalmente se aplica en casos en que los doctores matan accidentalmente a sus pacientes, cuando tenían la intención de salvarlos, pero aquí la idea de ‘motivo honorable' se interpreta a menudo de modo que incluya a hombres que se considera que actuaron en defensa de su honor.

"El artículo 242 se refiere a crímenes pasionales", continuó Mousa. "Pero es realmente el artículo 548 el que rechazamos. El artículo 548 estipula claramente que si un hombre presencia a una familiar en un acto inmoral y la mata, no será encarcelado". A menudo los jueces interpretan estas leyes de manera tan suelta que un asesinato premeditado -como el cometido por Fayyez- habitualmente es juzgado como ‘crimen pasional'; ‘presenciar' la conducta de una mujer de la familia se define a veces como oír los rumores en el vecindario sobre el asunto; y para una mujer el mero hecho de hablar con un hombre puede ser considerado como un ‘acto inmoral'. Siria, que ha sido gobernando desde 1963 por un régimen baazista laico, tiene una fuerte reputación en la región en cuanto a la igualdad de género; las mujeres estudian en secundarias y universidades en número similares a los hombres y alcanzan frecuentemente posiciones influyentes como médicos, profesoras e incluso ministros de gobierno. Pero en la familia se aplican normas diferentes. "Aquí el honor significa una sola cosa: mujeres, y especialmente la vida sexual de las mujeres", dijo Mousa. La decisión de cometer un asesinato por honor usualmente la toma la familia como grupo, y a menudo se designa a un menor de edad para que lo ejecute, para eliminar incluso el riesgo más pequeño de una sentencia de prisión.
Algunos activistas dicen que Siria tiene un número especialmente alto de asesinatos por honor per cápita, diciendo que es el segundo o tercer país del mundo. De hecho, es casi imposible conseguir estadísticas fiables sobre los asesinatos por honor. El Fondo de Población de Naciones Unidas dice que al año ocurren unos cinco mil asesinatos por honor en el mundo, pero debido a que ocurren a menudo en áreas rurales donde no se lleva la cuenta ni de nacimientos ni de defunciones, es muy difícil contarlos por país. Se han reportado algunos asesinatos por honor en culturas europeas, incluyendo Italia, y en comunidades cristianas y drusas en países predominantemente musulmanes. Pero se acepta ampliamente que los asesinatos por honor son desproporcionadamente altos en comunidades musulmanas, desde Bangladesh hasta Egipto y Gran Bretaña.
El Gran Muftí Ahmad Badr Eddin Hassoun, el profesor islámico de más alto estatus en Siria, ha condenado los asesinatos por honor, y el artículo 548 en términos inequívocos. A principio de año, cuando nos reunimos para una rara entrevista en su espaciosa oficina en décimo piso del ministerio de Dotaciones Religiosas de Siria, me dijo: "A veces ocurre que un estudioso religioso misógino afirme que las mujeres son la fuente todo mal. "De hecho, dijo, el Corán no hace distingos entre hombres y mujeres en cuanto a sus leyes morales, y exige castidad sexual de ambos, por ejemplo. Dijo que la creencia comúnmente aceptada de que el artículo 548 se deriva de la ley islámica es falsa.
Con su turbante blanco apretado y un anillo de perla gigante, el gran muftí es una de las figuras públicas más reconocibles de Siria. Es carismático y es un jeque generalmente popular, pero debido a que es nombrado por el estado, muchos sirios creen que sus opiniones reflejan las del partido gobernante, y piensan que sus enseñanzas son también sospechosas. En el centro de Damasco, un hombre al que entrevistaba en la calle declaró que el grand muftí no era un "verdadero musulmán" si creía en la cancelación del artículo 548. "Es una ley islámica matar a un familiar que ha errado", dijo el hombre, que dijo que se llamaba Ahmed y dijo que se había enterado de la historia de Zahra en la televisión siria. "Si el jeque trata de controlarlo, el pueblo se levantará y le cortarán la garganta".
Hay personajes religiosos que defienden el status quo. En una conferencia sobre los asesinatos por honor realizada este año en la Universidad de Damasco, Mohammed Said Ramadan al-Bouti, uno de los clérigos más apreciados de Siria, sostuvo que no se debían cambiar las leyes, defendiéndolas sobre el principio en la ley sharia de que matar en defensa de tu propiedad debe ser tratado con indulgencia (pero se cree que a moderado su posición desde entonces). Cuando, al principio de la conferencia, el grand muftí anunció que no creía que proteger la virginidad de la mujer fuera el componente más importante del honor, muchos asistentes se marcharon indignados. En respuesta, un grupo de una media docena de mujeres, todas con las largas túnicas negras abayas que en Siria las llevan usualmente las mujeres muy conservadoras, salieron de la sala.
En nuestra entrevista, el grand muftí me dijo que creía que el artículo 548 será derogado por el parlamento sirio en algunos meses, y dados los vínculos oficiales que cultiva, debería saberlo. Sin embargo, las activistas por los derechos de la mujer no se muestran tan optimistas. Señalan que las elites educadas de Siria se han opuesto siempre a los asesinatos por honor, aunque hay a menudo remilgos a la hora de tocar una práctica que les es vergonzosa. Dicen que algunos sirios conservadores están dudando de la costumbre gracias a los esfuerzos de sus maestros islámicos, pero son pocos.
Bassam al-Kadi, una abogada de mujeres, me dijo que el caso de Zahra era un grito de guerra ideal. "Tenemos cientos de Zahras", dijo. "Pero hay sólo algunas historias con las que puedes salir de campaña". En otras palabras, Zahra -extremadamente joven, víctima de una violación, casada al mismo tiempo que se la mató- es una figura agradable para un amplio público sirio de un modo que no se daría, digamos, si alguien mayor fuera asesinada después de ser vista con su novio en un café.
Con tensiones como estas en el ambiente, las activistas por los derechos de la mujer en Siria se muestran cautelosas a la hora de expresar sus críticas a las tradiciones tribales con respecto al honor y el artículo 548 en términos islámicos. Aunque algunas admiten en privado que son laicas, incluso feministas, prefieren ser discretas. Sería completamente imposible sugerir en público, por ejemplo, que las mujeres tienen derecho a elegir a sus parejas sexuales. La cultura básica de la castidad no está siendo discutida de ningún modo. Algunas activistas dicen que su causa resultaría perjudicada si fuera percibida como tolerante de ‘valores occidentales' y algunos conservadores ven incluso al asesinato por honor como un baluarte contra esos valores. Mientras que hace quince años Siria prohibía la importación de máquinas de fax y módems, hoy internet es ampliamente accesible. "Ha habido una reacción muy complicada hacia la nueva disponibilidad de medios occidentales en esta parte del mundo", explicó Kadi, la activista por los derechos de la mujer. "Estamos atravesando una transición, y nuestros valores están cambiando de manera dramática.
"Nuestros padres nos dicen que hubo una época en que el honor significaba que eres honorable en tu trabajo, que no aceptabas sobornos, por ejemplo", dijo Kadi. "Pero ahora la situación política y económica es tan mala que se necesita algún grado de corrupción para poder sobrevivir. La gente dirá que eres un proveedor de tu familia; no te culparán de nada. Históricamente hablando, todas nuestras ideologías se han derrumbado. Nadie habla de lealtad con el país, nadie habla del honor profesional. Ahora es apenas la familia, la tribu, la mujer. Es el único tipo de honor que nos va quedando".
Activistas sirias dicen que aunque muchos en el gobierno aprobarían cambiar el artículo 548, el gobierno, dirigido por la diminuta minoría religiosa de los alawitas, puede tener miedo a ofender a los elementos más conservadores de la mayoría sunní siria. En otras partes en Oriente Medio las tensiones entre las elites gobernantes y los conservadores religiosos han complicado los intentos de combatir el asesinato por honor. Rana Husseini, una activista jordana por los derechos de la mujer, me dijo que aunque un intento de fijar castigos más severos para hombres que maten a mujeres de la familia recibió el apoyo de miembros de la familia real, el parlamento jordano rechazó la ley en 2003 después de que grupos conservadores se opusieran a ella. En Marruecos, una campaña para parar el asesinato por honor resultó en una resolución que, si tuviese algún efecto, sería el de apoyar la práctica, otorgando a mujeres que matan en un ataque de celos sexuales las mismas garantías legales que tenían los hombres.
Sin embargo, hay signos de cambio. En el Líbano el mes pasado, el gran ayatolá Mohammed Hussein Fadlallah, el más importante clérigo chií y líder espiritual de Hezbolá, emitió una fatwa prohibiendo el asesinato por honor y describiéndolo como "un acto repulsivo, condenado y prohibido por la religión". Y antes este año el gran muftí de Egipto defendió un edito que afirma que el islam permite que una mujer pueda ‘restaurar' su virginidad por medio de una cirugía del himen, lo que le permitiría casarse y anularía la necesidad de limpiar la llamada mancha en el honor de la familia. Incluso apareció en televisión nacional para aconsejar a las mujeres egipcias que consideraran la operación. Aunque el dictamen ha sido atacado por estudiosos conservadores, ha sido bien recibido por aquellos que esperan que impida futuros asesinatos por honor.
En Siria, las activistas dicen que la existencia de un caso como Zahra -que ha seguido abierto en parte debido a la mala sangre entre Fawaz y la familia de Zahra- ha resultado ser esencial para mantener el ímpetu de la campaña para cambiar el artículo 548. La demanda civil entablada por Fawaz dice que Fayyez conspiró para engañarlo, y la existencia del caso civil significa que, bajo la ley siria, el caso criminal no será abandonado tan rápidamente como otros similares. Fayyez está detenido a la espera de su juicio (aunque todavía no se le ha asignado un abogado) y si la muerte de Zahra es declarada homicidio antes que asesinato por honor, podría pasar en prisión entre doce y quince años. Las activistas dicen que la pena, se anule o no el artículo 548, sería una fuerte advertencia a otros candidatos a cometer esos crímenes en nombre del honor. Fawaz y su familia están bajo una enorme presión de su tribu para abandonar el caso. Han tomado contacto con familiares de la familia de Zahra -los que, dicen, no niegan en crimen ni que lo hayan celebrado. La familia de Zahra ha ofrecido a Fawaz dinero y otra hija con quien casarse, dice, si abandona la demanda que es ahora la causa de tanta atención pública.
"Ahora es un gran escándalo en todo el barrio, en toda la comunidad", dijo Fawaz. "Ahora ni siquiera puedo tomar café con mis mejores amigos, porque tienen miedo por sus hermanas".
Pero Fawaz me dijo que no sabía qué pensaba sobre el asesinato por honor hasta la muerte de Zahra y esperaba que la publicidad que había rodeado el caso ayudara a otros hombres a revaluar sus opiniones. "En el caso de Zahra, la chica fue básicamente secuestrada", dijo Fawaz. "Si hubiese sido una chica mala, si ella hubiese decidido huir con un hombre, yo diría entonces, quizás. Es una solución brutal, pero quizás".
Su padre lo interrumpió. "¡Incluso entonces! Cuando una chica hace algo malo como eso, especialmente una chica joven, no creo que sea responsable. La familia es responsable. El padre es responsable. Nadie debe tener excusas para matar".
Fawaz asintió. "Pienso en Zahra tendida ahí, muriéndose, y no creo que yo siga creyendo en esos valores".

Katherine Zoepf está trabajando en un libro sobre jóvenes mujeres en el mundo árabe contemporáneo.

25 de septiembre de 2007
©new york times
©traducción
mQh
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decapitaciones rituales


[John Zodzi] Hallazgo de cuerpos decapitados elevan temores de que se trate de asesinatos rituales.
Lomé, Togo. Seis espeluznantes asesinatos en Togo, en los que las víctimas fueron decapitadas y despojadas de su sangre han elevado los temores de un resurgimiento de los asesinatos rituales en las preliminares de las elecciones parlamentarias en este país del oeste de África este próximo mes.
La serie de asesinatos ocurrieron el pasado fin de semana en las prefecturas del sur de Vo y Lacs, al este de la capital Lomé. Las víctimas incluyen a un niño de doce años y una mujer de 63; sus cabezas cercenadas se las llevaron sus asesinos.
El hallazgo de los cuerpos sin cabeza ha provocado conmoción en el Togo y desencadenado una ola de especulaciones de que los asesinatos son crímenes rituales. Esta es una práctica que todavía se encuentra en partes de África en la que la gente mata para conseguir algunas partes de cuerpo y sangre humana en la creencia de que eso se traduce en aceptación social y poder político.
La policía comunicó la detención de cuatro sospechosos, incluyendo uno del vecino Benin, la cuna en el oeste de África de la antigua religión del vudú, que confesó el asesinato de un niño de doce.
Togo tiene elecciones legislativas el 14 de octubre y los observadores internacionales esperan que ellos fortalecerán la débil posición de la democracia en la pequeña ex colonia francesa, que, como Benin, yace apretujada entre Nigeria y Gana en el Golfo de Guinea.
En una sociedad donde las creencias tradicionales todavía tienen influencia, algunos togoleños vieron una relación entre los asesinatos y las ambiciones de los aspirantes a candidatos en las elecciones del próximo mes.
"Algunos de estos representantes están dispuestos a hacer cualquier cosa para conservar sus asientos y te enteras que han estado haciendo sacrificios", dijo Joel Attigan, estudiante de geografía.
Otros ven los asesinatos relacionados con el deseo de movilidad social.
"En estos días hay muchos jóvenes ricos en Togo. Estos crímenes están relacionados con ese tipo de gente, que a veces recurren a los sacrificios humanos para conseguir sus objetivos", dijo Da Mensa, gerente de un bar y restaurante en Lomé.
La prensa de Togo se ha incorporado al afiebrado debate, responsabilizando a turbias sectas religiosas en Togo y Benin.
"Estamos en África, y la sangre humana derramada puede revelar muchas cosas", escribió el diario Le Magnan Liberé, refiriéndose al uso de sangre o de partes del cuerpo para adivinar o influir en el futuro en la práctica de la brujería.
La policía se ha mostrado cauta a la hora de confirmar la hipótesis de los asesinatos rituales. Pero dijo que un ciudadano de Benin, Roger Kodjo Hounguiya, arrestado en el caso, había confesado que estaba trabajando para un compatriota, Jean Goudjo, buscado en Benin por espeluznantes asesinatos con mutilaciones.
La Unión Europea, que congeló la mayor parte de su ayuda a Togo en 1993 debido al flaco historial democrático del entonces presidente Gnassingbe Eyadema, enviará observadores electorales a las elecciones del próximo mes. Eyadema murió en 2005, y ahora su hijo es el presidente.

23 de septiembre de 2007
21 de septiembre de 2007
©reuters
©traducción mQh
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