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disensión en egipto


[Daniel Williams] Grupo prohibido dirige oposición. La Hermandad Musulmana hace campaña por reformas democráticas.
El Cairo, Egipto. La Hermandad Musulmana, el grupo de la oposición organizada más grande de Egipto, se ha transformado en el partidario más activo de las reformas democráticas, desafiando la prohibición de sus actividades políticas y coordinando una serie de manifestaciones contra el presidente Hosni Mubarak.
En los últimos dos meses, la Hermandad ha organizado protestas en una docena de ciudades y pueblos, peleando por la atención del público con las organizaciones seculares que hasta hace poco dominaron los intentos de destituir a Mubarak, presidente de Egipto desde 1981.
La Hermandad ha pagado cara su nueva energía. De acuerdo a cifras del gobierno, desde el 27 de marzo se ha detenido a más de 750 activistas. Funcionarios de la Hermandad calculan esa cifra en más de 2.000 militantes. El domingo, la policía detuvo en varias ciudades a 21 miembros, entre ellos al dirigente Mahmoud Ezzat, en El Cairo.
El 4 de mayo, durante la represión policial de una marcha de protesta en la ciudad de Mansoura, junto al Delta del Nilo, un activista murió asfixiado cuando fuerzas de seguridad arrojaron gas lacrimógeno contra la multitud, de acuerdo a informes policiales y de prensa.
Sin embargo, el grupo está determinado a continuar, dijo Ali Abdel Fattah, miembro del consejo de orientación de la Hermandad.
"Este es un momento histórico", dijo en una entrevista. "El precio que estamos dispuestos a pagar demuestra que la Hermandad Musulmana no puede ser ignorada. Nos hemos transformado, sin autorización, en un partido político".
Los partidos religiosos ponen en aprietos a los partidarios de la democracia a medida que movimientos demócratas emergen en todo Oriente Medio. Grupos políticos laicos miran con desconfianza a las fuerzas islámicas, considerándolas organizaciones no democráticas que buscan utilizar los principios democráticos para hacerse con el poder e instaurar un régimen autoritario.
Mientras promueve una apertura democrática en Oriente Medio, el gobierno de Bush se opone sin embargo a algunas organizaciones políticas libanesas y palestinas musulmanas que el ministerio de Asuntos Exteriores ha clasificado como grupos terroristas. Antes este año, el ministerio de Asuntos Exteriores objetó la detención de seis semanas de Ayman Nour, un candidato laico a la presidencia de Egipto, pero ha guardado silencio sobre las detenciones de miembros de la Hermandad.
Hasta fines de marzo, la Hermandad se mantuvo alejada de las manifestaciones contra Mubarak. Pero la organización ha sufrido la presión de dos lados: los grupos seculares que tomaron la delantera en las manifestaciones contra Mubarak y acusaron a la Hermandad de colaborar con el gobierno; y los extremistas islámicos, incluyendo a Al Qaeda, que se han burlado de la Hermandad diciendo que es una organización en decadencia que no consigue nada.
Abdul Fatah dijo que la Hermandad estaba determinada a tener un lugar en el mercado de cambios. "Si no trabajamos duro, nos iremos a la tumba", dijo. "Luchamos, por tanto, existimos".
La Hermandad es una institución de 77 años que fomenta el gobierno de la ley islámica. En el pasado el grupo utilizaba la violencia como instrumento de cambio, pero renunció a su estrategia en los años setenta. El grupo, que todavía opera bajo el manto del secreto, es un modelo para muchas organizaciones políticas musulmanas, incluyendo a la organización palestina Hamas, y grupos de Siria, Jordania y Sudán.
El gobierno egipcio dice que la Hermandad promueve la violencia, pero tolera al grupo como una especie de organización social, benéfica y profesional, que cuenta con 13 parlamentarios, aunque nominalmente son independientes.
La llegada del grupo a la primera plana de la campaña de la oposición en pro de las reformas ha profundizado la participación pública y las tensiones políticas en Egipto.
En un mitin de la Hermandad en el centro de El Cairo el viernes, unas 2.000 personas se reunieron en un salón mientras los oradores denunciaban las detenciones de los activistas y ridiculizaban la nueva ley electoral que permite las elecciones presidenciales con candidatos múltiples a comienzos de este otoño. Según las nuevas reglas, los candidatos independientes no podrán participar efectivamente, una medida que los analistas políticos dicen que tiene por objeto impedir la participación de la Hermandad.
Incluso ese mitin a puertas cerradas fue mucho más grande que cualquiera de los organizados por grupos socialistas o Kifaya, el movimiento de oposición que ha sido la vanguardia de la campaña contra Mubarak. Los hombres atiborraron el piso del salón, y mujeres con pañuelos llenaban los balcones. Estallaron gritos de: "¡Libertad, libertad! ¿Dónde, dónde?" Un orador proclamó: "La libertad es la esperanza de millones, basada en los métodos del profeta Mahoma". La multitud respondió: "¡Guerra santa en nombre de Dios! ¡Morir por Dios es noble!"
En las escalinatas, una falange de miembros de la Hermandad formaron una barrera humana contra docenas de agentes del gobierno de paisano respaldados por cientos de policías anti-disturbios en uniformes al estilo de Darth Vader. Había dos docenas de furgonetas grandes para el caso de que hubiera detenciones masivas. Pero no hubo ni violencia ni detenciones.
Abdul Fatah predijo que el grupo entraría en una nueva fase de desobediencia civil, incluyendo sentadas y huelgas, para obtener nuevos derechos políticos. La Hermandad ha dicho que quiere en especial terminar con las leyes de emergencia, impuestas hace 24 años, que restringen la libertad de expresión y de reunión en Egipto. El gobierno defiende muchas de las recientes detenciones de miembros de la Hermandad como medidas justificadas por las leyes de emergencia que prohíben afiliarse a organizaciones prohibidas y otorga carta blanca a la policía para detener a gente a la que se considera que está conspirando contra el gobierno.
Uno de los principales operativos de la Hermandad en El Cairo, Essam Erian, fue detenido en su casa el 6 de mayo, dijo su esposa, Fatima Fadl. En esos momentos circulaban rumores de que se presentaría a la presidencia. Hombres uniformados con pasamontañas negros acordonaron la calle de Erian y dijeron a los vecinos de que habría un tiroteo, dijo Fadl.
"No fue nada inhabitual", dijo Fald, cuyo marido ha sido encarcelado cuatro veces. "Dijeron que pertenecía a una organización que está tratando de derrocar al gobierno. Nos sabemos las acusaciones de memoria".
El mitin del viernes noche tomó lugar en el edificio del Colegio de Médicos con la excusa de una reunión sindical. Los colegios profesionales sufren algún grado de control del gobierno y miembros de la Hermandad ocupan posiciones importantes en varios de ellos. El arreglo alienta a los miembros de la Hermandad a integrarse en estructuras oficiales. Pero en los últimos meses, los colegios han proporcionado una cobertura de actividades políticas contra el gobierno.
"No estoy aquí como miembro del comité de orientación de la Hermandad, sino como miembro del Colegio de Ingenieros", dijo Mohammed Ali Bishr, que presidía el mitin.
Las actividades de la oposición en pro de las reformas empezaron hace dos años con demostraciones contra la guerra de Iraq que se metamorfosearon en demandas para poner fin al régimen de Mubarak y por elecciones democráticas con candidatos múltiples.
En febrero, Mubarak propuso celebrar elecciones con candidatos múltiples, pero las principales fuerzas de la oposición, incluyendo a la Hermandad Musulmana, rechazaron los cambios constitucionales que limitaban la participación de sus dirigentes en partidos aprobados oficialmente y los colocaban bajo la supervisión de comités dominados por el gobierno. El miércoles se convocó a un referéndum sobre las nuevas reglas. Las principales fuerzas de la oposición, incluyendo a la Hermandad, han llamado a boicotearlo.

24 de mayo de 2005
©washington post
©traducción mQh

los jueces se rebelan


[Megan K. Stack] Jueces egipcios se suman al coro de voces que piden reformas.
Alejandría, Egipto. La rebelión estalló el mes pasado en la sobria e impasible sede del Club de Jueces de Alejandría: 1.200 magistrados pidieron públicamente la independencia del poder judicial del todopoderoso presidente, y amenazaron con negarse a certificar las elecciones de otoño si no la obtienen.
El extraño ultimátum dio un embarazoso golpe al presidente egipcio Hosni Mubarak, constituyendo una revuelta institucional en momentos en que está bajo una intensa presión para que democratice el país.
En momentos en que las fuerzas de seguridad están librando batallas para reprimir las manifestaciones contra Mubarak en el país, una rebelión en uno de los pilares del régimen egipcio presenta una perspectiva más escalofriante que cualquier demostración callejera. La demanda de los jueces es un síntoma de la nueva e imprevisible energía que se ha apoderado de la política tras décadas de estancamiento -y del descontento popular que crece como alud en la región.
"Supongo que es nuestra oportunidad", dijo Assam Abdel Gabbar, un juez de Alejandría que es miembro de la corte de apelaciones de Egipto, "y no creemos que se presente pronto otra vez".
Los jueces, que están en deuda moral con la rama ejecutiva en todo, desde el nombramiento en sus trabajos hasta el monto de sus salarios, están exigiendo que se reforme el sistema judicial para proteger a los tribunales del alcance de la autoridad del presidente. Dicen que en el pasado han certificado los resultados de elecciones, pero ahora quieren un panorama completo de la votación este otoño.
Por primera vez en décadas se ha prometido a los egipcios un montón de candidatos entre los que elegir, en lugar de los referéndums del pasado en los que Mubarak era la única opción.
Los jueces reconocieron que están utilizando la presión que ya hay sobre el régimen de 24 años de Mubarak. Se acercan las elecciones y líderes norteamericanos han estado inusualmente críticos de las dictaduras árabes -entre ellas las de Egipto, un aliado de larga data de Estados Unidos.
"Desde el principio nuestro principal objetivo fue buscar un momento en que se nos pudiera oír en el extranjero", dijo Hisham Bastawisi, un juez de la corte de apelaciones de El Cairo. "Occidente no está acostumbrado a oírnos; ahora sí nos está escuchando. Ellos sólo están acostumbrados a escuchar a los gobiernos y a respaldar a dictaduras, pero desde hace poco están escuchando a la gente".
El énfasis del presidente Bush en la democratización de Oriente Medio, acompañado de las elecciones en Iraq y de la rebelión popular en el Líbano han contribuido a crear una sensación de intranquilidad entre las dictaduras de la región. El presidente criticó a Egipto en su discurso sobre el estado de la nación por su fracaso en introducir reformas, y la ministro de Asuntos Exteriores, Condoleezza Rice, confirmó esa crítica cancelando su viaje de febrero.
Poco después, en medio de furiosas manifestaciones en las calles de El Cairo, Mubarak hizo un inesperado anuncio. Prometió una enmienda constitucional que permitirá por primera vez elecciones con varios candidatos de su reinado.
Si estaba esperando conquistar a su público, no lo logró. Entre los egipcios reina un profundo escepticismo de que se permita que gane otro que no sea Mubarak. Muchos se burlan de las elecciones como un floreo cosmético ideado para aliviar la presión sin pinchar una presidencia fundamentalmente dictatorial.
Pero la promesa del presidente tuvo un efecto, aunque no intencionado: Sus detractores se vieron alentados, las manifestaciones contra Mubarak se hicieron más ruidosas y el movimiento en pro de las reformas que se llama a sí mismo ‘Kifaya', Basta, recrudeció su retórica.
"Estoy seguro... de que habrá cambios", dijo Hani Anani, empresario y miembro del movimiento Basta.
"Puedes pedir un buen montón de reformas y sólo te permiten una. ¿Cómo vas a votar por un presidente cuando ni siquiera sabes cuándo terminará su mandato?"
Los jueces egipcios han estado apelando al gobierno con el mismo conjunto de demandas desde 1991, cuando el Club de Jueces del Cairo propuso enmendar la ley que regula el sistema judicial.
En la época, recuerdan los jueces, el presidente inauguró la sesión y habló de su respeto con el sistema judicial egipcio. Pero ignoró su petición y continuó gobernando Egipto con la ley marcial.
El obstáculo básico para un sistema judicial independiente en Egipto es simple: El ministro de Justicia, que representa al ejecutivo bajo Mubarak, supervisa la selección de jueces, determina sus salarios, ascensos y traslados y qué acusaciones de mala conducta judicial merecen ser procesadas.
En los libros, el salario mensual máximo de un juez egipcio oscila entre los 43 y 86 dólares. Un antiguo juez dijo abatido que ni siquiera alcanzaba para pagar a la criada. Y de ese modo un juez depende de primas que son repartidas por el ministro de Justicia. Algunos jueces reciben hasta 20 cheques al mes, con las primas y beneficios suplementarios para costes como el transporte.
"Lo que es realmente alarmante es que las recompensas hacen que algunos jueces dicten sentencias contra acusados para cortejar al gobierno, para que sean recordados", dijo Nasser Amin, abogado y presidente del Centro Árabe por la Independencia del Sistema Judicial y la Profesión Jurídica. "En muchos casos saben qué quiere el gobierno".
Los detractores dicen que el poder judicial está teñido por las motivaciones políticas, como en el reciente encarcelamiento de Ayman Nour, un posible candidato a la presidencia y antiguo legislador que ha pedido reformar la constitución, incluyendo la duración del mandato presidencial. El gobierno lo acusó de falsificar las firmas para inscribir a su popular Partido del Mañana; Nour y otros opositores insisten en que los cargos fueron inventados para silenciarlo.
Un prominente antiguo juez y declarado crítico de Mubarak, Yehia Rifai, ha pasado años estudiando tendencias en el poder judicial. Dice que en los últimos años el número de jueces que son examinados por una comisión de inspección interna ha subido impresionantemente de uno o dos por año a cerca de 50. Rifai interpreta esta remontada como el control más estrecho de los jueces por parte del régimen.
A los 75 se ve como si se hubiera hecho viejo esperando los cambios. La toz sacude todo su cuerpo y le tiemblan los dedos. Tras jubilar en 2002, publicó una carta en un diario local denunciando el tratamiento que da Mubarak a los jueces.
"Nadie quiere ser un enemigo de Mubarak", dijo Rifai. "No es fácil porque Mubarak gobierna Egipto con leyes marciales, y puede enviar a cualquiera a la cárcel en cuestión de minutos. No digo horas, digo minutos".
La mayoría de los 8.000 jueces de Egipto todavía no toman posición. Hay 1.200 aquí en Alejandría, la segunda ciudad del país, un antiguo centro de sabiduría en las playas del Mediterráneo. Cuando el Club de Jueces de Alejandría se reunió el mes pasado, unos 1.000 jueces que apoyaron la declaración eran de la ciudad -el resto eran colegas ansiosos de otras partes que se acercaron a la costa a demostrar su apoyo del movimiento.
Se espera que las filas de los jueces disidentes crezcan a mediados de mayo, cuando 3.500 jueces del Club de Jueces del Cairo se reúnan para decidir si respaldan las demandas de sus colegas de Alejandría.
La declaración de los jueces exigía la "exigencia no negociable de la completa independencia de la autoridad judicial y la absoluta necesidad de que la autoridad del ejecutivo no interfiera en los asuntos de los jueces".
También pidieron un mayor control independiente de las elecciones, desde las listas de inscripción de votantes hasta las calles en torno a los colegios electorales. En elecciones pasadas los votos eran aprobados incluso aunque las listas incluyeran nombres de gente muerta y las urnas con las papeletas fueran cambiadas mientras se dirigían hacia los principales colegios electorales.
"Reduce la credibilidad de los jueces", dijo Gabbar, el juez de Alejandría. "Cuando se nos pregunta sobre los resultados y todos sabemos que no son correctos, daña la confianza en los jueces y sentimos que no hemos hecho nuestro deber".
El régimen, claramente preocupado, se ha movilizado rápidamente para calmar a los jueces. Cuando se filtró el plan inicial de los jueces, el Supremo Consejo Judicial emitió una declaración calificándolos de minoría de renegados. Pero una vez que la declaración de Alejandría fuera respaldada por 1.200 jueces, el gobierno adoptó un tono más conciliador.
El ministro de Justicia formó un comité para estudiar las demandas de los jueces. Al mismo tiempo, el ministro envió discretamente cartas a jueces en todo el país pidiéndoles que firmaran un acuerdo jurando supervisar las elecciones de septiembre, dijeron jueces y abogados entrevistados en los últimos días.
El ministro de Justicia refirió las llamadas telefónicas del periodista de un funcionario a otro y a pesar de hablar con seis personas y de dejar múltiples mensajes en el ministerio durante la semana, Los Angeles Times no fue capaz de conseguir una entrevista con el ministerio.
Los jueces creen que los próximos meses pondrán a prueba al régimen egipcio. La respuesta de Mubarak a sus demandas, dicen, medirá la voluntad del régimen en introducir cambios.
"La pelota está en manos de Hosni Mubarak. Hemos dicho lo que queremos, y responden al interés público de todo el país", dijo Bastawisi, el juez del Cairo. "Es la gente la que se beneficiará de tener elecciones libres y un aparato judicial independiente".
Con las promesas de convocar a elecciones abiertas con candidatos múltiples, el presidente con estas elecciones ha puesto en juego su reputación en el extranjero. Necesita desesperadamente que la comunidad internacional reciba la votación como libre y honesta.
Pero son los jueces de Egipto los que supervisan y certifican los resultados. Eso significa que pueden pulir o estropear la imagen de Mubarak como floreciente demócrata -y están muy conscientes de su propio poder.
"El gobierno siempre recurre a los jueces para salvar la cara ante acusaciones de fraude, así que ahora nos parece bien que sea el gobierno el que necesite a los jueces", dijo Amin. "Y tienen sus propias exigencias".

22 de mayo de 2005
©los angeles times
©traducción mQh

torturas y ejecución simulada


[Glenn Frankel] Relato de británico sobre torturas muestra un aspecto de la justicia saudí.
Sowerby Bridge, Inglaterra. Durante los dos primeros meses de su encarcelamiento, dice Sandy Mitchell, sus interrogadores saudíes le golpearon todos los días. E incluso después de que les dijera lo que querían oír y confesara por televisión un delito que no había cometido, no dejaron de golpearle.
Una mañana llegaron a su celda, recuerda, y le pusieron cadenas en los tobillos, esposas y una venda azul de terciopelo y lo llevaron a otro cuarto. Cuando lo hicieron arrodillarse en el suelo, estaba seguro de que lo iban a ejecutar.
"Lo sentí como una eternidad -empecé a pensar en los errores que había cometido en mi vida y sobre mi familia, todas esas cosas pasaron por mi mente", dijo la semana pasada en un bar de su Inglaterra nativa. "Luego recibí un fuerte golpe en la nuca. Debo de haberme desmayado durante unos segundos. Pensé que estaba muerto. Y cuando volví en sí, les oí reír".
El simulacro de ejecución fue sólo una de las torturas que sufrió Mitcheel durante los 32 meses que pasó bajo custodia saudí acusado del asesinato de un compatriota británico en Riyad. Mitchel dice que también fue pinchado, pateado, escupido, golpeado con un hacha en la planta de sus pies y encadenado durante nueve días al marco de acero de la puerta de su celda. Sus interrogadores lo amenazaron con detener y torturar a su esposa. Tras su confesión fue condenado a muerte después de un juicio de 10 minutos.
La historia de Mitchell ofrece una vista de los métodos y estado mental del rico aliado de Estados Unidos y Gran Bretaña en Oriente Medio. Pero él y su hermana, Margaret Dunn, que viajó a Arabia Saudí cinco veces para pedir su liberación también dicen que el gobierno británico puso sus intereses comerciales y diplomáticos sobre su deber de proteger a sus ciudadanos, dejando a Mitchell y a medida docena de otros nacionales extranjeros entregados a su destino.
El gobierno saudí ha negado que Mitchell fuera maltratado. Jamal Khashoggi, portavoz de la embajada saudí en Inglaterra, dijo que la tortura es ilegal en Arabia Saudí y que Mitchell y los otros podrían iniciar una acusación en el reinado si tenían pruebas de los maltratos.
El gobierno saudí finalmente liberó a cinco ingleses, incluyendo a Mitchell, y otros dos extranjeros condenados por su participación en una serie de atentados con coches-bomba hace cinco años. Pero funcionarios saudíes continúan insistiendo en que los atentados fueron llevados a cabo por extranjeros en una guerra por territorio para la venta de licor ilegal, y no por terroristas islámicos del país, aunque ataques similares continuaron cometiéndose después de que Mitchell y sus supuestos cómplices fueran detenidos.
Mitchell ha iniciado un proceso en Gran Bretaña contra el reino y acaba de publicar un libro, ‘Saudi Babylon', sobre sus penurias, escrito con un periodista británico, Mark Hollingsworth. Los detalles de su relato no pudieron ser verificados independientemente, pero grupos de derechos humanos han acusado al gobierno saudí en el pasado de utilizar la tortura.
Un detective de Scotland Yard enviado a Arabia Saudí a investigar los atentados dijo en una indagatoria oficial británica en febrero que no había visto pruebas de que Mitchell y otro recluso, William Sampson, estuvieran implicados en los atentados. Y un portavoz del ministerio de Asuntos Exteriores británico, que debido a las reglas oficiales no puede ser identificado, dijo: "No conocemos ninguna prueba creíble de que los hombres fueran culpables de lo que se les acusa".

Espíritu Quebrado en Fases
Alexander H. Mitchell, 49, conocido para todos como Sandy, es un hombre pelirrojo de voz suave y el rítmico acento de su nativa Glasgow. Fue paramédico en el ejército británico; luego trabajó en hospitales en Oman e Iraq antes de trasladarse a Arabia Saudí en 1992 para trabajar como técnico anestesista jefe en el Hospital de Fuerzas de Seguridad de Riyad.
Mitchell dijo que tenía buenas relaciones con la policía local y era conocido por su habilidad de movilizar wastah, la palabra árabe para influencias. Dijo que había ayudado a gestionar un bar, parte de la bullente cultura subterránea de tugurios de la ciudad, bares que operan en las áreas de trabajadores extranjeros con el consentimiento tácito de la policía.
En noviembre de 2000, un atentado con coche-bomba mató a Christopher Rodway, un ingeniero británico que trabajaba en Riyad, e hirió a su esposa, en una serie de atentados contra extranjeros. El ministro saudí del Interior, el príncipe Nayef, responsabilizó a otros extranjeros de los ataques, aunque Mitchell dice que uno de sus contactos en la policía le dijo antes que los atentados eran claramente obra de extremistas islámicos.
Después de otro atentado en diciembre detuvieron a un amigo belga de Mitchell, y lo mantuvieron detenido durante dos semanas. Entonces, el 17 de diciembre, cuando Mitchell aparcaba antes de entrar a trabajar en el hospital, fue capturado por un grupo de hombres, encapuchado, esposado y metido a empujones en un coche que esperaba. Dijo que tuvo miedo de estar siendo secuestrado. En lugar de eso, fue llevado al Centro de Interrogatorios de Mabatha, donde Ibrahim y Khaled, los dos hombres que serían sus principales interrogadores y torturadores, lo estaban esperando.
"Antes de salir de aquí", dice Mitchell que le dijo Khaled, "confesarás los atentados o estarás loco".
Lo quebraron por fases, dijo Mitchell, golpeándolo todos los días hasta que sus brazos se cansaban, y encadenándolo por las noches a la puerta de su celda de modo que no pudiera tenderse a dormir. Al quinto día, dijo, confesó que había matado a Rodway detonando una bomba con un aparato de control remoto desde su coche -incluso aunque el día en cuestión el coche estaba en el taller de reparaciones.
Pero Ibrahim y Khaled querían más: nombres de cómplices, detalles y motivos. Cuando a él no se le ocurría nada, dijo Mitchell, ellos le proporcionaban información falsa para adornar la historia.
Finalmente confesó ser un agente del M16, el servicio de inteligencia británico, y de llevar a cabo atentados con bomba por órdenes de dos diplomáticos británicos. El supuesto motivo del asesinato era desacreditar al gobierno de Arabia Saudí y comprometerlo ante Gran Bretaña.

"Fueron mentiras estúpidas", dijo Mitchell. "Pero yo estaba dispuesto a decirles lo que quisieran".
Incluso después de que confesara en la televisión saudí en febrero de 2001, las golpizas continuaron porque, sospecha, sus interrogadores creían que así no se retractaría de las declaraciones. Más tarde ese año, él y William Sampson fueron condenados a la muerte por decapitación.

Un Impasse Diplomático
De vuelta en casa en Sowerby Bridge, la hermana de Mitchell no sabía nada de los problemas de su hermano hasta que encendió la televisión una mañana y vio su confesión diferida en televisión. "Se veía tan chico en la televisión, terriblemente pálido y temblando, y me convencí a mí misma de que no era él", dijo Dunn. Pero cuando él repitió su nombre, dijo, se "rompió en pedazos".
Dunn dijo que telefoneó al ministerio de Asuntos Exteriores, y los funcionarios le dijeron que estaban haciendo lo que podían y que no debía hablar con la prensa. "Me dijeron: ‘Tiene que darnos tiempo para hacer nuestro trabajo'. Y, ingenua de mí, pensé, este es el ministerio de Asuntos Exteriores y saben lo que están haciendo. Pensé que esta gente estaba defendiendo los intereses de Sandy. Y descubrí que era lo contrario".
Las autoridades británicas dicen que presentaron el caso de Mitchell a los ministros del gabinete y funcionarios saudíes cada vez que pudimos. "Hicimos lo que pudimos", dijo un funcionario del ministerio de Asuntos Exteriores. "Durante dos años y medio, nuestros ministros y funcionarios presentaron repetidas veces el caso ante los saudíes y mantuvieron permanente contacto con las familias".
Un diplomático, que habló a condición de mantener el anonimato, dijo que el destino de los británicos se puede transformar en parte de la lucha por el poder entre Nayef, el ministro saudí de Interior, y rivales dentro de la familia real saudí. Nayed había insistido en que no había miembros de la red terrorista Al Qaeda operando desde Arabia Saudí y habría perdido cara si concedía que los terroristas eran responsables de los atentados.
El impasse continuó por más de dos años. Entonces, en mayo de 2003, terroristas suicidas atacaron tres recintos residenciales de trabajadores extranjeros en Riyad, matando a 35 personas, incluyendo a siete estadounidenses, e hiriendo a otras doscientas. Los atentados demostraron ser un giro fundamental en demostrar más allá de toda duda de que Al Qaeda estaba operando en el reino.
Hacia la misma época, funcionarios estadounidense entregaron a cinco detenidos saudíes de la prisión norteamericana en Bahía Guantánamo, Cuba, a custodia saudí. Tres meses más tarde, Mitchell y los otros fueron liberados. Más tarde el New York Times informó que la liberación era parte de un secreto entre Estados Unidos y Arabia Saudí que incluía a los cinco sospechosos de terrorismo saudíes.
Dunn dijo que algunos funcionarios británicos, entre ellos Derek Plumby, entonces embajador ante Arabia Saudí, mostraron genuino interés en su hermano. Pero dijo que sus preguntas fueron generalmente ignoradas o desdeñadas, y que los funcionarios británicos estaban sobre todo interesados en que ella no pusiera en entredicho al gobierno. "Todo lo que yo quería era que alguien hablara francamente conmigo, no importa lo mal que se pusieran las cosas", dijo. "Y nadie me habló con franqueza".
Visitó a su hermano en la prisión con la presencia de Ibrahim y Khaled, los dos interrogadores. Khaled trató de congraciarse a sí mismo hablando de sus hijos. Cuando Khaled le dijo que quería que terminaran las penurias de Sandy, si Dios quiere, ella le dijo: "No es Dios el que lo tiene en este lugar, sino usted. Y todo lo que tiene que hacer es enviarlo a casa".
Dijo que Khaled había respondido: "Si yo hiciera yo, me encontraría yo en su lugar".
Cuando Mitchel y sus colegas fueron dejados en libertad, la embajada saudí en Londres declaró que el rey Fahd había concedido clemencia a los hombres debido a que creía que había pasado suficiente tiempo en prisión.
Mitchel dijo que todo lo que quería era un reconocimiento de su inocencia y excusas. El gobierno británico ha dicho a los hombres que se opondrá a su demanda legal, citando una ley de 1978 que garantiza a los estados extranjeros inmunidad ante procedimientos judiciales en otros países.
Mitchell todavía sufre de una afección cardíaca que empezó a sufrir cuando estaba en prisión. Se ha mudado a este pintoresco ex pueblo molinero donde él, su esposa y su hijo de 6 años viven justo a otro lado del valle de su hermana.
"Nunca más lo perderé de vista", dijo Margaret Dunn, abrazando por la cintura a su hermano. "Para nosotros fue malo; para él fue un infierno".

19 de mayo de 2005
©washington post
©traducción mQh

dudas sobre reformas sirias


[Anthony Shadid] Partido inicia medidas graduales hacia la democracia.
Damasco, Siria. Acosado por los intentos de Estados Unidos de aislar a su país y ante las expectativas populares de cambios, el presidente sirio Bashar Assad empezará a legalizar a los partidos políticos, purgar al gobernante Partido Baaz, convocar a elecciones municipales libres en 2007 y respaldar formalmente la economía de mercado, de acuerdo a funcionarios, diplomáticos y analistas.
El gobierno de 5 años de Assad está anunciando las reformas como un giro decisivo en la campaña prometida tiempo atrás de liberalizar un estado que, aunque mucho menos dictatorial que el Iraq de Saddam Hussein, sigue siendo uno de los más represivos de la región. Sin embargo sus funcionarios consideran las medidas como tentativas y prolongadas, como el inicio de un período de transición que conducirá a una Siria más liberal y democrática.
Líderes de la oposición alentados por los desarrollos, muchos de los cuales, aunque desconfían de sus intenciones, apoyan abiertamente la presión norteamericana, dijeron que las medidas eran el último suspiro de un gobierno tambaleante tras su apresurada y embarazosa retirada de sus tropas del vecino Líbano el mes pasado.
El debate sobre los cambios se produce durante una extraordinaria remontada de la disensión en este país de 18 millones de habitantes. Por primera vez en años, figuras de la oposición e incluso aliados del gobierno especulan abiertamente sobre el destino de un partido que, de algún modo, ha gobernado Siria desde 1963 en nombre del nacionalismo árabe, y hoy hace frente a la que es quizás su mayor crisis. El debate se concentra en las preguntas más urgentes en el país hoy: ¿Puede Siria reformarse a sí misma y qué ocurrirá?
"Entendemos que la democracia es un proceso -histórico y político-, pero estamos en la vía correcta, y tenemos los mecanismos que nos permitirán avanzar", dijo Imad Shueibi, que dirige el Centro de Datos y Estudios Estratégicos, en Damasco, y dice que apoya a los reformistas en el gobierno de Assad. "Este es el primer paso".
Los disidentes desconfían de la capacidad del gobierno de llevar a cabo reformas sinceras. Ven similitudes entre las medidas del gobierno aquí y en Egipto, el país árabe más poblado del mundo, donde el presidente Hosni Mubarak ha tratado de introducir cambios moderados pero controlados.
"Tenemos un régimen autoritario arcaico, que ahora es un peso para sí mismo. Quieren modernizarlo y hacerlo más atractivo", dijo Yassin Hajj Saleh, un disidente de izquierda encarcelado durante 16 años y dejado en libertad en 1996. Llama la medida una "modernización del autoritarismo".
"El viejo modelo terminó, es anticuado, su tiempo ya pasó", dijo, "y quieren renovarlo".
Assad, que sigue siendo popular en Siria, ha dicho que el congreso del Partido Baaz el próximo mes como el tema principal de las reformas prometidas. El congreso, que se ha transformado en la comidilla de la capital, fue convocado la última vez en 2000 después de que Assad heredara el poder de su padre, Hafez Assad. En la secuela de la retirada del Líbano, había expectativas de que el congreso inaugurara el equivalente sirio de glasnot. En las últimas semanas esas esperanzas han sido firmemente desestimadas en la prensa oficial.
La más importante de las reformas es una recomendación de una nueva ley de partidos, dijeron los funcionarios, analistas y diplomáticos. Implicaría la formación de partidos a condición de que no se basen explícitamente en la etnicidad, religión o región. Aunque es potencialmente un paso espectacular, los analistas advierten precavidos que incluso si el Partido Baaz recomienda los cambios, implementar la ley tomaría un año o más. Además, no se espera que el partido entregue su posición resguardada por la constitución como "el partido gobernante de la sociedad y el estado".
Es posible que se suspenda la ley de emergencia que permite la detención indefinida de sospechosos, excepto en casos de seguridad nacional, y el gobierno probablemente atenuará las reglas que exigen la aprobación de los servicios de seguridad para una amplia gama de actividades -entre ellas, abrir un salón de belleza.
Se espera que como parte de las reformas implemente una ley que permita las elecciones libres de los 15.000 miembros de los consejos municipales en 2007. También se espera que el congreso respalde la economía de libre mercado como la orientación económica del país -una ruptura del eslogan del partido de "unidad, libertad y socialismo". La medida formalizaría cambios económicos ya en camino durante más de una década.
El comité central del Partido Baaz -de 21 miembros-, que todavía incluye a muchos septuagenarios colegas del padre de Assad, será probablemente purgado, dijeron analistas y funcionarios. El número de miembros será reducido a 15, con sólo un puñado -quizás tres o cuatro- de entre los actuales dirigentes. Sería otro paso en la consolidación del poder de Assad y podría abrir el camino para la inclusión de parientes poderosos como su hermano, que dirige a la Guardia Republicana, y cuñado, que encabeza a la temida inteligencia militar.
El debate sobre las medidas continúa, dicen analistas: una amnistía para delitos políticos; otorgar la ciudadanía al menos a 100.000 miembros de la minoría kurda; y la suspensión de la Ley 49. Ese decreto de hace 25 años dicta pena de muerte para los miembros de la Hermandad Musulmana, un grupo islámico que representó en el pasado una de las principales amenazas para el Partido Baaz.
Menos públicamente, el gobierno ha permitido el retorno de algunos exiliados políticos, entre ellos Amin Hafez, el antiguo jefe de estado, y Jassim Alwan, otro ex oficial que encabezó un intento de golpe contra el Partido Baaz en 1963.
"Es un paso adelante", dijo Sami Moubayed, un analista y escritor sirio. Pero agregó: "Es un cambio mínimo. Las medidas deberían haber sido más osadas".
Los cambios probablemente no lograrán apaciguar a Estados Unidos, que terminó efectivamente con la participación de Damasco en lo que funcionarios norteamericanos describen como la falta de agresividad para cerrar su frontera con Iraq e impedir la infiltración de insurgentes. Muchos de los detractores del gobierno -y una importante tendencia dentro del actual partido gobernante- se sentirán probablemente defraudados con los pasos iniciados en el congreso como un intento de asegurar la supervivencia del gobierno antes que el inicio de cambios reales.
"A menos que el partido se pronuncie a favor de reformas políticas y económicas profundas e importantes, habrá un montón de desilusión y frustración", dijo Nabil Sukkar, un influyente hombre de negocios y ex economista del Banco Mundial. "Si no es ni fu ni fa y sólo propone compromisos, no estará a la altura de las expectativas".
Damasco es una ciudad muy diferente de lo que era hace 10 años, cuando el temor y la deprimente arquitectura estalinista echaban un paño mortuorio sobre la vida. La iconografía endémica del padre de Assad -retratos del tamaño de edificios y pinturas encoladas cada tantos metros- ha desaparecido, haciendo hueco para anuncios de Chanel, BMW y la red telefónica móvil de Siria. La despreocupada Beirut irradia su influencia sobre la capital siria, y es evidente en la moda, el gusto y los restaurantes y bares que compiten por espacio en la adoquinada Ciudad Vieja, abandonada antes.
Mientras los medios de comunicación en manos del estado siguen iguales, estaciones vía satélite árabes como al-Yazira y diarios pan-árabes entran libremente. Los que dominan el inglés y cuentan con suficiente dinero para subscribirse, internet ofrece a veces una impresionante ventana de la política siria escrita desde dentro del país. Casi todas las páginas web son accesibles, excepto las que terminan en ".il", el dominio de Israel.
"No hay miedo. La gente no tiene miedo de hablar, y esto es un cambio tremendo", dijo Sukkar.
Assad domina un estilo muy diferente al de su padre, un ex oficial de la fuerza aérea y dedicado baazista que gobernó Siria durante 30 años. El joven Assad, un oftalmólogo de 39 años, carece de la astucia política de su padre, pero tiene buenas intenciones y está ansioso por generar más aceptación que temor.
Este año unos sirios distribuyeron vía el teléfono celular un corto de video que mostraba a Assad conduciendo un coche de choques con su hijo mayor, Hafez, en un popular parque. (Los que usaban los otros coches se mantuvieron claramente apartados). En cuánto penetrará ese estilo en el gobierno sigue siendo un tema furiosamente debatido, con la asamblea del congreso estos 6 a 9 de junio como el indicador más importante de la visión del gobierno.
Diplomáticos y analistas dijeron que el gobierno sirio parecía estar dividido sobre cómo hacer frente a las amenazas norteamericanas -¿seguirá siendo Siria un participante potencial en la política regional, dando relevancia a la política exterior norteamericana, o está su supervivencia misma en juego, independientemente de las medidas que adopte? En cualquiera de estas dos perspectivas, dicen algunos analistas, las reformas políticas reveladas en el congreso serán menos apremiantes para un partido que intenta mantenerse en el poder y un presidente que todavía depende de ese partido para su legitimidad y fuerza.
"Creo que el futuro de este país es muy, muy sombrío", dijo Ammar Abdulhamid, que gestiona una editorial y una organización relacionada que trata de fomentar la conciencia cívica. "El régimen sirio simplemente no sabe qué hacer". El gobierno, dijo, todavía está tratando de sacar "un conejo del sombrero".
"Pero el sombrero no tiene fondo, el conejo murió ha tiempo, y el presidente no es mago", dijo Abdukhamid.

18 de mayo de 2005
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sufragio para mujeres de kuwait


[Hassan M. Fattah] El parlamento de Kuwait ha otorgado este lunes derechos políticos plenos a las mujeres, abriendo el camino para que voten y postulen a cargos parlamentarios y en elecciones locales por primera vez en la historia del país.
El Cairo, Egipto. La sorpresiva enmienda de las leyes electorales de Kuwait pone fin a la lucha de varias décadas de las activistas por los derechos de la mujer a favor del sufragio, y promesas de redefinir el paisaje político de la ciudad-estado.
"Han sido 20 años de trabajo, pero al fin conseguimos nuestros derechos", dijo Lulua al-Mulla, secretario general de la Sociedad Social y Culturas de las Mujeres de Kuwait, un grupo de defensa de los derechos de la mujer. "Era hora".
El parlamento se reunió el lunes a discutir sobre leyes introducidas hace dos semanas que permiten que las mujeres puedan postularse candidatas en las elecciones municipales. Pero con una sorpresiva medida, los miembros del gabinete abrieron la sesión proponiendo una completa enmienda de la ley electoral del país, que sólo permitía que los hombres participaran en el poderoso parlamento del país.
El gobierno también invocó una "orden de urgencia" rara vez usada, para hacer aprobar la ley en una sola sesión, a pesar del acalorado debate de los miembros islamitas.
El lunes por la noche los legisladores aprobaron una enmienda que retira la palabra "hombres" del artículo 1 de la ley electoral, con 35 votos a favor y 23 contra. Pero los legisladores islamitas, en un aparente intento de calmar al electorado conservador, incluyó el requerimiento de que "las mujeres acaten la ley islámica". Las implicaciones de cláusula no fueron inmediatamente claras, aunque los defensores de los derechos de la mujer dijeron que podría simplemente implicar colegios electorales separados para hombres y mujeres.
El portavoz del ministerio de Asuntos Exteriores, Richard A. Boucher, acogió la nueva legislación llamándola "un importante paso adelante de las mujeres de Kuwait y del país como un todo".
La votación alcanzó su cúspide como un extraordinario giro de los acontecimientos, justo dos semanas después de que el parlamento hubiera saboteado una medida que permitía que las mujeres participaran en las elecciones municipales.
El primer ministro, jeque Sabah al-Jaber al Sabah, miembro de la familia gobernante kuwaití, ha estado bajo crecientes presiones para permitir el sufragio femenino y se cree que ha acelerado la ley en anticipación de un viaje a Washington. Se espera ampliamente que nombre a una mujer como ministro de sanidad en las semanas venideras.
Aunque las mujeres pueden desde ahora participar en todas las elecciones, la ley fue aprobada demasiado tarde para que puedan participar en las elecciones municipales del próximo mes. Las elecciones próximas tendrán lugar en 2007, cuando se convoquen elecciones parlamentarias.

17 de mayo de 2005
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enviados a egipto


[David Johnston] Docenas de sospechosos de terroristas son enviados a ese país.
Washington, Estados Unidos. Estados Unidos y otros países han enviado a Egipto forzosamente a docenas de sospechosos de terroristas, de acuerdo a un informe de Human Rights Watch dado a conocer el miércoles. El grupo de derechos humanos y el ministerio de relaciones exteriores dijeron ambos que Egipto usa normalmente métodos extremos para interrogar a los detenidos.
El grupo dijo que desde 1994 tenía 63 casos documentados en los que militantes islámicos fueron entregados a Egipto para su detención e interrogatorio. Las cifras no incluyen a la gente capturada después de los atentados del 11 de septiembre de 2001, que fueron enviadas principalmente por países de Oriente Medio y autoridades de la inteligencia estadounidense.
El informe dijo que el número total de enviados a Egipto desde los atentados del 11 de septiembre podría llegar hasta 200 personas. Funcionarios americanos no han negado que personas hayan sido enviadas a esos países donde los detenidos son sometidos a técnicas extremas de interrogatorio pero han negado que los hayan enviado a otro país con el fin de que fueran torturados. Entre otros países a los que Estados Unidos ha enviado a detenidos se encuentran Jordania, Marruecos, Arabia Saudí, Yemen y Siria.
Joe Stork, subdirector de Oriente Medio de Human Rights Watch dijo que enviar a alguien a un país donde era probable que fuera torturado estaba prohibido por la ley internacional. "Egipto tiene una historia tan terrible de torturar a los detenidos que nadie puede enviar ahí a alguien a la fuerza", dijo.
Estados Unidos empezó a enviar a sospechosos de terrorismo a Egipto a mediados de los años noventa cuando la práctica, conocida formalmente como entrega, empezó a jugar un papel más importante en la lucha contra el terrorismo, de acuerdo a funcionarios del gobierno de Clinton.
Pero desde septiembre de 2001, las transferencias se han acelerado en parte porque Egipto ha aceptado a los detenidos como parte de su intento de erradicar a los militantes islámicos de Egipto, una campaña que se ha extendido a países donde se han refugiado los extremistas. Casi todos los encargados a Egipto son ciudadanos egipcios o nacidos allá, dice el informe.
Aunque la tortura está prohibida por la ley egipcia, el país ha sido criticado durante mucho tiempo por el departamento de Estado por su pobre historia en derechos humanos, más recientemente el 28 de febrero en una memoria de la agencia que concluyó que "la tortura y maltrato de los detenidos por la policía, fuerzas de seguridad y guardias de prisión siguen siendo prácticas comunes y persistentes".
Grupos de derechos humanos han sido más severos. La Organización Egipcia por los Derechos Humanos, un grupo no-gubernamental, informó en mayo de 2004 que había descubierto 292 casos de tortura entre 1993 y 2003, de los cuales 120 con resultado de muerte.
El presidente Bush dijo en marzo que el gobierno exigía garantías de que los sospechosos no serían torturados, antes de enviarlos a otros países. Porter J. Goss, el director de la central de inteligencia, declaró el 17 de marzo que ahora había más garantías que antes del 11 de septiembre de 2001.
Otros funcionarios de los gobiernos de Bush y Clinton han dicho que la preocupación por los métodos de El Cairo era contrarrestada por la realidad de que para algunos detenidos no había alternativa.

12 de mayo de 2005
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nuevo poder en el mundo árabe


[Scott Wilson y Daniel Williams] Partidarios de la democracia empiezan a disfrutar de éxitos después de años de infructíferos esfuerzos.
Beirut, Líbano. A principios de año un pequeño grupo de ejecutivos de publicidad, periodistas y operadores políticos empezaron una reunión en torno a las atiborradas mesas de un popular café de aquí para diseñar una estrategia de oposición en los medios de comunicación para las elecciones parlamentarias de primavera en el Líbano.
Entre ellos se encontraba Said Francis, cuyo urbano corte al rape y suéter negro de cuello vuelto dejaba ver su posición como director creativo regional de la agencia de publicidad Saatchi &Saatchi. Empleando resmas de borradores, cigarrillos y café, los miembros del grupo discutieron sobre colores y esloganes.
La misión fue un largo, casi desesperado intento de terminar con años de dominación siria. "Como todos los libaneses, pensábamos que éramos expertos en política", dijo Francis, frente a su agencia, sobre la políticamente delicada campaña. "Pero los progresos eran lentos".
Entonces, el 14 de febrero estalló una bomba en la costanera de Beirut, matando al ex primer ministro Rafiq Hariri. El grupo de medios puso de inmediato en movimiento su estrategia electoral mientras decenas de miles de manifestantes invadían la plaza mayor de Beirut exigiendo la retirada de Siria del Líbano. Las opciones del grupo -el logo rojiblanco y el eslogan ‘Independencia 05'- fueron transmitidos por todo el Oriente Medio.
Repentinamente, Francis y sus colegas estaban en el filo de la primavera democrática del mundo árabe.
Las fotogénicas protestas fueron el resultado del creciente poder de una red de movimientos políticos pro reforma en el mundo árabe, organizada por activistas jóvenes, occidentalizados y a caballo en las nuevas tecnologías que han estado atacando durante años las rígidas bases de sus cerradas sociedades, sin demasiado éxito. Ahora, Francis y su grupo están viendo resultados. Las protestas en la Plaza de los Mártires ayudó a desencadenar la caída del gobierno libanés y forzó a Siria a retirar del Líbano su ejército y agentes de inteligencia, una imponente retirada.
"Nadie puede negar que el pueblo finalmente obligó a despedir a un gobierno árabe", dijo Wael Abou Faour, un joven líder político druso musulmán que ayudó a diseñar la estrategia con los medios de comunicación. "Siria salió, el régimen de seguridad se está derrumbando y la reconciliación está en la mente de todos los libaneses".
La perspectiva de choques violentos entre sectas todavía arroja sombras sobre el Líbano; la represión de la oposición amenaza a los movimientos reformistas en Egipto; y Arabia Saudí y otros bastiones autocráticos en Oriente Medio están dando pasos demasiado cautelosos hacia la democracia.
Pero en toda la región los reformadores políticos se están beneficiando de las unificadoras fuerzas de la tecnología y los medios de comunicación de masas. Los canales digitales fuera del control de los estados transmiten de todo, desde la lucha de las mujeres kuwaitíes por el derecho a voto en su país hasta las exigencias de los cristianos libaneses de que las tropas sirias abandonen el suyo. Los reclutas son en algunos casos activistas políticos musulmanes, discípulos de Bob Dylan, comunistas y árabes nacionalistas laicos en otros. A muchos los une sólo su anhelo común de elecciones libres, libertad de expresión y derechos políticos.
En su segundo discurso inaugural, el presidente Bush dijo que "la política de Estados Unidos es buscar y apoyar el crecimiento de los movimientos democráticos e instituciones en toda nación y cultura". Pero muchos partidarios de la democracia en la región se muestran escépticos de las intenciones de Estados Unidos aquí, y elecciones verdaderamente libres en países como Egipto y Arabia Saudí podrían hacer pasar a partidos en fuerte desacuerdo con Estados Unidos. Al mismo tiempo, el mensaje de Bush ha ofrecido algún consuelo a los activistas callejeros, que creen que será más difícil que sean reprimidos más duramente ahora que Estados Unidos está observando.
Una poderosa influencia en la región han sido las imágenes por televisión de la revuelta callejera en Georgia, llamada la Revolución Rosada, que terminó en el derrocamiento de un presidente después de unas elecciones fraudulentas. Luego llegó la potente Revolución Naranja de Ucrania, que también se produjo después de unas elecciones amañadas. Esos movimientos de masa han ayudado a inspirar estrategias políticas que se están aplicando ahora en las calles de Beirut y Bahrain.
La experiencia iraquí, en contraste, ha tenido un efecto combinado. Algunos activistas demócratas en la región se han inspirado en las recientes elecciones, pero siguen preocupados de la continuada violencia aquí. En Egipto la indignación por la invasión norteamericana de Iraq y la política americana en el conflicto entre Israel y los palestinos han espoloneado a algunos reformistas a echarse a las calles a protestar contra el presidente Hosni Mubarak, al que ven como aliado de Estados Unidos.
En muchos casos los movimientos árabes son cada vez más organizados por el trabajo de programas de democracia financiados por Estados Unidos, grupos contra la corrupción internacionales y la televisión por satélite árabe. Seminarios financiados por grupos como Transparencia Internacional y el filántropo George Soros han reunido a parlamentarios novatos, periodistas activistas y defensores de derechos humanos desde Marruecos hasta la región del Golfo.
En casi todos los casos, se han enfrentado a poderosos y detestados autócratas, aprovechando las lecciones de un lugar aplicables en otros.
"De lo que hemos aprendido mucho es que los presidentes de Oriente Medio fueron educados con el mismo libro", dijo Francis, 38, que hizo parte de su adiestramiento profesional en San Francisco. "Son tan previsibles, y el antídoto es el mismo para todos".

Un Inspirador Catalizador
Faour, el dirigente político druso, un hombre amistoso y pequeño, que prefiere las americanas de tweed y pantalones kaki, responde constantemente sus dos celulares. Pertenece a la generación de líderes libaneses cuya educación política empezó en los años posteriores a la guerra civil de 1975-1990, cuando era un estudiante activista en la Universidad Americana de Beirut.
El hombre de 32 años ha escalado desde las filas del Partido Socialista Progresista -el movimiento druso encabezado por el líder de la oposición, Walid Jumblatt- a coordinador juvenil hasta su posición el buró político del partido. Sin embargo, más importante en los últimos meses ha sido su papel en la dirección de la directiva de la oposición, llamada Comité de Seguimiento. Se creó el otoño pasado después de que el parlamento libanés, bajo presión siria, extendiera el mandato del presidente Emile Lahoud.
El comité, formado por partidos drusos, cristianos y sunníes musulmanes que se oponen a la presencia siria en el Líbano, se han estado reuniendo durante meses en la oscura sede del partido cerca de Beirut. Pero el trabajo marchaba muy lentamente, dijo Faour, hasta que estalló la bomba que mató a Hariri junto a la corniche, la costanera. Tras la explosión, Faour y el resto de la oposición se reunieron en el Palacio Koreitem de Hariri. Durante reuniones a veces tristes en la noche, se puso en marcha un plan de la oposición, alentado por las humeantes restos de la caravana de automóviles de Hariri.
"El acto mismo puso todo en movimiento", dijo Faour.
Durante meses, Hariri, un multimillonario hecho a sí mismos, cauteloso, que entró a la política después de la guerra civil, se ha mostrado públicamente reluctante a unirse a la oposición a Siria, aunque en privado comparte sus objetivos. Pero tres meses antes de su muerte, Hariri empezó a enviar a miembros de su partido, conocido como el Movimiento del Futuro, a reuniones del comité de oposición.
También empezó a planificar la campaña parlamentaria de reelección. De acuerdo a varios funcionarios de la oposición, ya había diseñado un eslogan desafiando públicamente la dominante presencia de Siria en el Líbano. "Con su voto, independencia", prometía el eslogan.
Desde su asesinato, la familia de Hariri, empresas periodísticas y organizaciones políticas se han transformado en las principales fuentes financieras de casi todas las actividades políticas de la oposición. La oposición ha gastado menos de 600.000 dólares en decenas de miles de banderas, pañuelos y pegatinas ‘Independencia 05', de acuerdo a estrategas de la oposición detrás de la campaña en los medios de comunicación. La impresión ha corrido por cuenta de empresarios comprometidos. La familia de Hariri también entregó Future TV, la estación de televisión que fundó, a los medios oficiales de la oposición.
"Teníamos cristianos, drusos y otros, pero, por supuesto, estábamos interesados en sacarle plata a un sunní", dijo Samir Kassir, 45, un influyente periodista aproximado antes para coordinar el equipo creativo. "Hariri".

La Emoción del Éxito
La semana en que murió Hariri, un grupo de ejecutivos de publicidad, frente a sus agencias, dijeron que debían mostrar a Jumblatt y otros importantes líderes de la oposición una serie de anuncios de televisión que habían creado para un partido político iraquí antes de las elecciones de enero en el país. Entre ellos estaban Francis, de Saatchi, y Rudy Kamel, de Quantum Communications, otra firma de publicidad. Quantum y Saatchi comparten un edificio en elegante vecindario de Beirut.
Kamel, un divertido y frenético hombre que escucha a Jim Morruson y Bob Dylan para inspirarse, ha preparado 10 anuncios para las elecciones iraquíes. Los anuncios apoyaban la Asamblea de Iraq del Futuro, un partido nacionalista. Enfatizaban la unidad en un país roto por las tensiones sectarias, un mensaje que Jumblatt y otros estaban enfatizando en el Líbano a medida que construyen la coalición de oposición con partidos de base religiosa que se han combatido mutuamente durante la guerra.
El asesinato de Hariri canceló indefinidamente el encuentro con Jumblatt. Pero otras decisiones claves ya se habían tomado y los planes fueron puestos en movimiento horas después del atentado mientras se reunían los manifestantes. En días, empezó la manifestación estudiantil en la Plaza de los Mártires, con inclusión de tiendas de campaña.
Todos los días desde la muerte de Hariri, Kassir, el periodista, ha recibido llamadas de colegas en Arabia Saudí, Egipto y otros países árabes que quieren oír sus impresiones de la insurrección que presenciaron extasiados en las pantallas de los canales de televisión al-Arabiya y al-Yazira. La manifestación ha sido el único éxito verdadero, hasta el momento.
Kassir, antiguo comunista que también ensena en la Universidad de San José de Beirut, luce un bigote recortado, la barba canosa y fuma cigarrillos Gauloise incesantemente. Con los años, su beligerante columna en el diario le ha ganado una entregada audiencia. Guapas mujeres libanesas se acercan a él en los restaurantes elegantes, para agradecerle por decir lo que dice.
Sus muchos libros incluyen escritos sobre Siria y su decisivo papel en el Líbano. En 2001 después de una serie de críticos artículos, un grupo de agentes de inteligencia libaneses lo siguieron durante 40 días.
"Muchos de los que hemos estado durante años escribiendo sobre la mafia que era la presencia siria en el Líbano, y el hecho de que el ejército sirio es aquí una influencia mucho menos maligna que sus servicios de inteligencia", dijo Kassir. "Los temas que estás oyendo ahora, son los temas que fueron introducidos hace años por los periodistas".
En la fría tarde del 28 de febrero, Kassir estaba apoyado en un bastón para aguantar su espalda achacosa cuando vio en la televisión que el primer ministro Omar Karami estaba dando un discurso sorpresa al Parlamento. Kassir empezó a renguear por los tranquilos vestíbulos de An Nahar, el diario de oposición en el que ha escrito su columna de primera plana durante ocho años, hacia la ruidosa plaza debajo de su ventana.
La muchedumbre se ha estado reuniendo todo el día para marcar las dos semanas de aniversario de la muerte de Hariri. Repentinamente, el primer ministro renunció. Kassir sintió que estaba pasando algo histórico. Empezó a correr hacia la Plaza de los Mártires. "Quería subirme al escenario, para ver a la multitud, y cuando subí, me puse a llorar", recordó Kassir. "Fue el primer logro político que había tenido en años y años".

Encontrando Sus Colores
Después de meses análisis de estrategia, el equipo de medios se decidió por el rojiblanco como los colores de la oposición para las elecciones de la primavera. Sin embargo, después del asesinato de Hariri, los miembros del equipo debieron hacer frente a un reto inesperado: cómo fundir los colores con la indignada manifestación, para dar al movimiento la marca de reconocimiento que se aplicó con tanto éxito en Ucrania.
A pesar de ser los colores primarios de la bandera del Líbano, el rojo y el blanco no eran opciones evidentes. Kassir dijo que había pensado en el naranja. Pero no querían que el movimiento fuera visto como una imitación de la insurrección de Ucrania en noviembre y diciembre que anularon unas elecciones fraudulentas. Muchos libaneses también recordaron los característicos signos naranjas en los tanques israelíes que retumbaron en el país en 1982.
El azul también presentaba complicaciones: ¿Qué tono? El azul israelí no funcionaría. Tampoco el de la Unión Europea o el de Naciones Unidas. Se consideró brevemente el arco iris, pero evocaba al movimiento de derechos homosexuales internacional. "En un país macho como este", dijo Kassir, "eso estaría fuera de lugar".
Se decidieron por el rojo y el blanco. Horas tras el asesinato, la esposa de Jumblatt, Nora, una importante organizadora de las protestas, encargó la confección de 40.000 paños rojiblancos que dentro de poco los líderes de la oposición llevarán en sus cuellos. La intención es que sirviera de mensaje a los jóvenes para dejar de lado las banderas partidistas y acatar, dijeron estrategas de la oposición. Pronto, en la plaza y en otras manifestaciones, sólo se vía el rojo, incluyendo la cadena humana del 7 de marzo desde el sito del atentado hasta la tumba de Hariri.
"En los negocios se llama equidad visual", dijo Francis, cuya clientela regular incluye a General Mills, chocolates Cadbury y varios bancos. "Ese día cuando vi las calles llenas de rojo y blanco, era visualmente asombroso".

Inquietud en Egipto
En Egipto, las manifestaciones carecen del estilo de la insurrección del Líbano. Pero las protestas se han transformado en rutina, como las tormentas de arena en el desierto y los embotellamientos en calles de la Plaza Tahrir en el Cairo. El 20 de marzo un grupo de prominentes, organizados bajo el alero de Kifaya, o Basta, se reunió por última vez en una serie de manifestaciones que empezaron con esloganes contra la intervención norteamericana en Iraq y culminaron con llamados a derrocar al presidente egipcio Hosni Mubarak, que ha tolerado pocos retos durante sus 24 años en el poder.
Kifaya forma parte del Movimiento por el Cambio, un variopinto grupo de activistas cuyos partidos desaparecieron hace tiempo como fuerza política en Egipto pero han acogido recientemente la sorpresiva propuesta de Mubarak de permitir múltiples candidatos en las próximas elecciones presidenciales, convocadas para septiembre.
El grupo sigue siendo importante en el activismo de derechos humanos y en el trabajo social. Sus miembros, que se reúnen en sórdidos despachos en derruidos palacios franceses coloniales en Cairo central, es en gran parte hostil hacia Estados Unidos.
El movimiento ha sido incapaz de movilizar a grandes cantidades de gente. Muchos miembros han pasado tiempo en la cárcel, y para mucha gente la perspectiva de seguir sus pasos es un temor permanente que mantiene baja la participación en el movimiento. Una participación de unas 50 personas es común en manifestaciones de Kifaya, donde la policía a menudo sobrepasa a los manifestantes.
"Es difícil reunir a grandes cantidades de gente para manifestaciones contra Mubarak. La gente es cuidadosa", dijo Emad Attiya, un coordinador de Kifaya que fue encarcelado tres veces por sus actividades políticas. Generalmente desconfiado de los motivos de Estados Unidos en la región, Attiya reconoció que el empuje retórico de Bush a la democracia puede haber sido positivo.
"Por lo menos Mubarak sabe que alguien está mirando", dijo.
Las facciones de Kifaya no han determinado ni sus colores ni esloganes. Usan internet para presentar sus planes, pero sus técnicas son rudimentarias. En las manifestaciones distribuyen trozos de papel fotocopiados que llevan un simple mensaje: "No a Mubarak".
"El movimiento es apoyado sobre todo por la elite política. No puedes decir que haya ganado una posición entre las masas", dijo Ahmad hamad, director ejecutivo del Centro Jurídico Hisham Mubarak, que apoya la democracia. "Hay muchas razones: el profundo alcance de la represión y el hecho de que un movimiento como este es nuevo para la sociedad egipcia".

Lentas Reformas
Quizás el elemento más orientado hacia el exterior en el movimiento reformista insular de Egipto es dirigido por Gamal Mubarak, el hijo del presidente, que encabeza el comité de administración dentro del gobernante Partido Democrático Nacional.
El joven Mubarak, que se aparece en trajes a la medida y rodeado de asesores educados en el extranjero, es el heredero forzoso de la presidencia. Su movimiento reformista es partidario de pasos graduales hacia unas elecciones competitivas. La oposición cree que el comité de administración es apenas una fachada de una estrategia que permita que Gamal suceda a su padre.
"Esta es gente que quiere pertenecer al mundo", dijo Mohammed Kamal, uno de los miembros del comité. "Los principales motivos de la reforma, al menos para mí, son problemas internos. La gente que ha estado fuera se da cuenta de lo vital que es que Egipto cambie".
La credibilidad de Gamal Mubarak sufre de la amplia percepción de que su comité es solamente una fachada para allanar el camino de las unilaterales decisiones de Hosni Mubarak. El comité, que dice ser la vanguardia de las reformas, se quedó sin palabras en febrero cuando Hosni Mubarak propuso abrir las próximas elecciones. Los miembros del comité de Gamal dijeron que no sabían nada sobre eso.
Continuó un debate sobre las condiciones de las elecciones, incluyendo quién será de participar, las reglas que controlarán el acceso a los medios de comunicación y la libertad de los partidos de oposición de realizar manifestaciones públicas. El comité ha guardado en gran parte silencio, y a veces se ha mostrado desdeñoso, sobre preguntas sobre cuándo las políticamente restrictivas leyes de emergencia de Egipto -un legado de décadas de guerra y de la lucha del gobierno contra los militantes islámicos- se aliviarán para la campaña.
"¿No se hicieron las elecciones iraquíes sin cancelar las leyes de emergencia?", dijo Gamal Mubarak en una reciente rueda de prensa.

Papel Clave de Estados Unidos

Mientras cientos de miles de partidarios de Hezbollah se reunieron el 8 de marzo en un plaza del centro del Líbano para mostrar una indignada demostración de apoyo a Siria, Kamel, el publicista de Quantum, sintió que su corazón dejaba de latir. Las manifestaciones eran numerosas y la retórica del militante partido musulmán chií estaba en agudo contraste con las metas de la oposición de una rápida retirada siria. Le preocupaba que las elecciones salieran por la culata.
Horas después Kamel encendió la televisión. Vio al presidente Bush decir que Estados Unidos apoyaba a la oposición libanesa, diciendo que era una causa de "conciencia". Esas palabras habrían pasado desapercibidas para Kamel en cualquier otro día, que dijo que si viviera en Estados Unidos sería ciertamente un demócrata liberal. Hoy era diferente. "Me ayudaron mucho", dijo.
Pero incluso en el Líbano, donde gran parte de la población se orienta en general hacia Occidente, el programa de Estados Unidos en la región es inquietante. Kassir, por ejemplo, dijo que cree que "la democracia se está expandiendo en la región no a causa de George Bush, sino a pesar de él". Menciona la insurrección palestina como una mayor inspiración que el proyecto norteamericano en Iraq, diciendo que "los palestinos nos mostraron la importancia de tomar las cosas con las propias manos".
El fomento de la democracia en el Líbano y Egipto de parte del gobierno de Bush está también condenado a chocar contra el hecho de que algunos de los partidos políticos más populares están enraizados en el islam y se oponen fuertemente a los objetivos de Estados Unidos en la región. Hezbollah sigue siendo una fuerza potente en el Líbano, y sus seguidores chiíes constituyen probablemente la mayoría de la población, si no todavía de su electorado.
En Egipto, el único grupo capaz de montar manifestaciones de gran escala es la Hermandad Musulmana, un veterano movimiento islámico. Aunque la Hermandad se ha unido retóricamente a otros grupos de la oposición, su programa político llama a la creación de una república islámica en Egipto, el país árabe más populoso del mundo.
El grupo debe todavía mostrar el pleno alcance de su poder de convocatoria de sus seguidores, pero el 27 de marzo dio una pequeña muestra de su potencial. Logró reunir a 3.000 manifestantes, a pesar de la presencia de miles más agentes de policía, que cerraron el centro del Cairo y les impidieron marchar hacia el Parlamento. El gobierno detuvo a unos 50 activistas ese día antes de la marcha y 50 durante ella.
"No queremos ser figurantes en el escenario de otro", dijo Aly Abdel Fatah, un importante funcionario de la Hermandad. "Queremos cambiar el sistema, no sólo a una persona".

28 de abril de 2005
16 de abril de 2005
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líbano, casa dividida


[Megan K. Stack] La ruptura entre dos primos, uno aliado de Siria y el otro opuesto a su influencia, refleja el estado de una nación acechada por la guerra.
Zgharta, Líbano. A veces se ven en funerales o en bodas en la aldea, pero no se han hablado en años. Los dos comparten la misma sangre y el mismo apellido, pero en el Líbano de hoy pertenecen a campos enemigos, peleándose entre sí mientras la crisis política sacude al país.
Suleiman Franjieh es el ministro del Interior saliente, un atildado hombre de 40 que soñaba, dicen, con ser presidente. Era un huérfano de la guerra cuando unió su destino al del régimen sirio. Hacía favores. Creció rápidamente. Pero ahora el gobierno ha caído, y su nombre ha sido maldecido por cientos de miles de manifestantes en las calles de Beirut.
Su primo Samir Franjieh es un hombre delgado, un intelectual de izquierda con un pícaro brillo en sus ojos. Samir, 59, ayudó a fundar el movimiento de oposición determinado en sacar a Siria de su patria, durante mucho tiempo bajo control de Damasco. Ahora es uno de los portavoces más visibles de la oposición, envuelto en la bandera y embriagado por los vítores de la multitud.
La historia de los primos Franjieh es un recordatorio de que todo ha cambiado en el Líbano desde que su guerra civil se estancara hace 15 años, y no ha terminado completamente.
"Somos de dos galaxias diferentes", dice Samir sobre su primo.
Excepto que no lo son, y el resentimiento entre ellos es tanto político como personal. A ojos de sus enemigos, cada uno de ellos ha traicionado no sólo a la familia sino a todo el país.
Los Franjieh provienen de un lugar donde el gobierno significa obedecer órdenes e intercambiar favores a cambio de lealtad; donde las posiciones pasan de abuelos a padres a hijos. Provienen de un lugar donde el poder significa Franjieh. Pero ahora son los emblemas de una división que define al Líbano de posguerra, mientras el país se pregunta si acaso está preparado para gobernarse a sí mismo sin caer en una nueva guerra, y cuál deberían ser sus relaciones con Siria.
La guerra civil de 15 años dejó a los libaneses con mucho que perdonar. Incitados por extranjeros, cristianos, musulmanes y drusos se masacraron unos a otros hasta que la guerra finalmente se apagó en 1989. El precio de la paz fue alto: Con el asentimiento de la comunidad internacional, Siria entró formalmente al país y en los años que siguieron fortaleció su control del Líbano. Ahora las preguntas sobre el dominio sirio han agrietado al clan Franjieh, a su pueblo natal y al resto del Líbano.
Para entender a los primos Franjieh hay que entender el pulso y el brillo de Beirut. Coged hacia el norte, por a la costa, pasad por el arruinado puerto fenicio de Byblos, los puentes y un castillo que se echa sobre colinas cuajadas de pinos verdes, hasta que llegue a Zgharta. Las historias de los dos hombres se originan aquí, el pueblo natal protegido por los olivos a orillas de las azules aguas del Mediterráneo.
La gente en Zgharta dice que su pueblo católico maronita es como Sicilia. Es su modo de introducir a los extraños a un mundo donde los fantasmas de las guerras entre familias acechan los antiguos callejones de piedra y la palabra del jefe de familia es ley.
"Del mismo modo que decimos el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo", dijo Wazir Duwayhi, 45, hombre de casa, haciendo la señal de la cruz en su frente y pecho, "decimos Franjieh, Duwayhi y Mouwad" -los nombres de los clanes dominantes de Zgharta.
La reposada luz de la tarde empapaba Zgharta y los niños formaban apáticas colas frente a las tiendas del centro. Duwayhi miró la calle, donde canos feligreses hacían el camino de la iglesia construida hace 150 años.
"Las familias tienen sus opiniones, y eso es política", dijo con una ligera sacudida de cabeza. "Pero esto es todo lo que decimos".
Incluso contra el trasfondo de la guerra, los clanes de Zgharta son famosos por sus épicas y viciosas guerras. Hasta hoy el pueblo de unos 25.000 habitantes está dividido en enclaves familiares. La demarcación es un residuo psicológico de los años cincuenta, época en que los vecinos se mataban entre sí cuando las familias más poderosas del pueblo luchaban por el control político. En esa pelea murieron 200 hombres -más de los que Zgharta perdió en los 15 años de guerra civil a nivel nacional.
"Para mí fue un apocalipsis", dijo Jabbour Douaihy, un novelista ancido en Zgharta que, de niño, presenció la masacre de su familia en una iglesia católica. "Ese conflicto fue precursor de la guerra en todos sus aspectos".Cuando estalló la guerra civil en todo Líbano, la carnicería fue general. Las sectas del Líbano lucharon unas con otras, pero también se dividieron a lo largo de líneas de clanes y tribales -cristianos pelearon contra los cristianos, musulmanes chiíes mataron a otros chiíes.
Entonces, un pragmático patriarca Franjieh gobernaba Zharta y, durante un tiempo, el resto del país. Ese hombre, Suleiman Franjieh, era el abuelo del ministro del Interior de hoy y tío de Samir, el líder de oposición. Era un viejo amigote del difunto presidente sirio Hafez Assad, y la mayoría de las historias sobre la guerra civil dicen que invitó a los soldados sirios al Líbano para proteger a los cristianos durante la guerra civil.
El viejo Suleiman Franjieh trasmitió esa lealtad hacia Siria a su nieto tocayo. Y durante los últimos 15 años, mientras el Líbano luchaba por olvidar su guerra civil, pareció una alianza razonable. Los soldados sirios se quedaron y la influencia de Damasco aumentó. Fueron buenos años para el joven Suleiman y otros leales a Siria. Mencionad su nombre en el Líbano y es muy probable que lo primero de que os enteréis, de amigos y enemigos por igual, es de que Suleiman tenía trece años cuando quedó huérfano en una de las masacres entre cristianos más infames de la guerra.
En 1978 Suleiman estaba en la escuela cuando pistoleros cristianos rivales irrumpieron en la casa de campo de su familia en las montañas sobre Zgharta y abrieron fuego. Mataron a su padre, un popular diputado, junto con su madre y su hermana de tres años. Incluso mataron al perro de la familia. Suleimen fue sacado a toda prisa de la escuela y llevado de vuelta a la aldea, donde fue puesto bajo el tutelaje y protección de su abuelo y Assad.
En los bosques en las afueras del pueblo, el niño ejercitó a las brigadas juveniles del clan, adiestrándolas para la guerra. Cuando le quitó el poder a un tío, era un adolescente, y se transformó en el jefe del clan.
"Suleiman es el símbolo de este régimen y su mayor beneficiario", dijo Nayla Mouwad, un diputado de Zgharta y declarado crítico de Siria. "Fue educado por los sirios. Era como el niño mimado del régimen".
En el primer año de posguerra Suleiman fue nombrado ministro de estado a los 26. Más tarde fue ministro de sanidad, luego del interior. La gente en su pueblo natal prosperó -residentes de Zgharta dicen que la gente de la región recibió cargos en la administración, el pueblo se llenó de matrículas presuntuosas y se cerraron lucrativos acuerdos comerciales con contactos sirios.
Mientras crecía el poder de Suleiman, sus partidarios en Zgharta empezaron a murmurar que se preparaba para la presidencia -un puesto reservado para un líder cristiano según el sistema libanés de repartición del poder- repartiendo trabajos oficiales de acuerdo a la religión. Sea porque les convenía o por convencimiento -o simple lealtad de clan-, la mayor parte de la familia apoyó a Suleiman.
Pero este año, en el Día de San Valentín, una terrible bomba en Beirut detuvo abruptamente la marcha de Suleiman. El asesinato del ex primer ministro Rafik Suleiman trastornó el orden político en todo el país, y se infló hasta convertirse en un desastre para la carrera de Suleiman. La gente en la calle echó la culpa a los errores de la inteligencia libanesa y a conspiraciones sirias. En otras palabras, acusaron a Suleiman Franjieh.
El día después de la explosión apareció ante las cámaras de televisión hablando de un misterioso terrorista suicida y rechazando los llamados a una investigación internacional. Cuando días después volvió a hablar con periodistas, los músculos de su cara funcionaban.
"Si el destino quería que esto le ocurriera a un participante clave del país, no es culpa nuestra", dijo, parco. "No aceptamos ninguna responsabilidad por la sangre de Rafik Hariri".
Las repercusiones ya habían llegado a su pueblo natal. En Zgharta, los que se oponen al dominio sirio empezaron a hablar; algunos se aventuraron hasta Beirut, para unirse a las protestas contra el gobierno. Los seguidores leales al primer ministro estaban cada vez más nerviosos sobre su futuro.
"Cuando se marchen los sirios, todos volveremos a recuperar nuestro tamaño normal, y las reglas del juego serán las viejas reglas del juego", dijo Mouwad, el diputado de Zgharta. "Y eso será un shock para él. Está al lado de los perdedores".
Ahora Suleiman se niega a unirse al gobierno -los analistas dicen que se distanciará de una investigación internacional sobre el asesinato de Hariri y el tema hiper delicado de la redacción de las leyes electorales para las elecciones parlamentarias de la primavera. Se cree que Suleiman postulará.
Para Samir Franjieh, Zgharta es un recuerdo de todos los días, un lugar para disfrutar los fines de semana. Todavía se considera miembro del clan, pero sus ideas nacieron las bibliotecas agujereadas de balas de Beirut, no en los callejones de Zgharta. Samir cree que una de las batallas más importantes del Líbano es encontrar el balance entre la historia y el futuro, encontrar un modo de mantener el orgullo familiar sin sacrificar el patriotismo. Seguro que lo sabe: Es una guerra por la que campea hace años.
"No puedes decir que no yo no sea del norte, que no sea cristiano, o maronita, que no soy un Franjieh", dijo Samir. Mientras el crepúsculo se extendía sobre la costa y el tráfico serpenteaba por las calles, él se sentaba en un sofá en su apartamento en un hacinado barrio chií de Beirut Oeste.
"La identidad del clan es parte de ti, pero no es todo tú", dijo. "Debes tomarlo en cuenta, pero dentro de límites bien definidos. Debes reunir todas esas identidades, encontrar una identidad común".
En un Zgharta dividido, los recalcitrantes partidarios del ministro del Interior hablan de Samir de alguien que dejó su hogar, pasó la mayor parte de la guerra entre musulmanes de Beirut y es un izquierdista, una palabra que muchos de los hombres que comparten su nombre pronuncian con la boca torcida. Dicen que no ha pasado suficiente tiempo en el pueblo. Hablan de él como de un extranjero.
Pero para los anti-sirios de Zgharta, Samir es el sufrido héroe complaciéndose finalmente en la aclamación que merece. Están alegremente conscientes de que si triunfa la oposición en las elecciones parlamentarias de este año, será Samir, no Suleiman, quien estará estrechamente entrelazado en la estructura de poder nacional.
Samir tiene el aire ofendido de un hombre que ha perdido sus derechos de nacimiento -recuerda al periodista que su padre estaba a tiro para dirigir el clan, pero enfermó, dejando el camino libre para el lado Suleiman de la familia se hiciera cargo. Tiende a referirse a su primo con fría distancia, sea como "Suleiman Franjieh" o simplemente "el ministro del interior". Insiste en que hay más miembros de la familia Franjieh de su lado que del de su primo -a pesar de las apariencias, los Franjiehs anhelan la independencia.
"En mi familia no hay partidarios de los sirios", dijo.
Samir dice que los males del Líbano son culpa de Siria y dice que de la retirada siria como si fuera un bálsamo suficientemente potente como para calmar a su tierra natal.
Casi tiembla de excitación cuando describe la inestabilidad política de hoy como un gran momento de catarsis del Líbano. Las sectas se están uniendo, dice, y mujeres y jóvenes libaneses están finalmente hablando. Cree que el movimiento de oposición -su movimiento- representa el fin psicológico de la guerra civil. Esta especie de visión optimista preocupa a muchos amigos de Siria.
"En Zgharta nadie quiere al ejército sirio en el Líbano, pero rechazamos lo que está pasando ahora en el Líbano, esas demostraciones", dijo Estifan Franjieh, sacerdote maronita y leal aliado del ministro del Interior.
"No se puede cambiar la geografía. Los cristianos en Beirut viven en otro mundo. Quieren vivir como se vive en Europa o en Estados Unidos, y eso es imposible".
Era Viernes Santo, y las canciones de la Pasión de Cristo se extendían por la calle principal de Zgharta. La cara de Suleiman Franjieh todavía empapelaba las paredes en las calles. Pero frente a la catedral de Juan Bautista, los feligreses que llegaban a las descoloridas piedras del patio, dieron una interpretación más comprensiva de las cambiantes políticas de Zgharta.
En un pueblo donde hablar de política era un faux pas y criticar a siria, tabú, los feligreses son propensos a elucubrar sobre el debate en que se sume su país.
"Los Franjieh no son la única familia del pueblo. También los otros Franjieh", dijo Barbar Araji, un bolsista de 63 años. Incluso en la familia Franjieh misma hay quienes apoyan a Samir y la oposición, y quienes siguen a Suleiman y el lado sirio".
Fue interrumpido por su sobrino, un robusto camionero de 39 años.
"Como jóvenes de Zgharta, queremos libertad e independencia", dijo Antoine Shahid Araji. "Estamos contra todo aquel que sea aliado de Siria".
"¿Por qué dices eso?", rugió Barbar, su tío, enarcando las cejas y echando una temerosa mirada a los fieles cercanos. "¿Estás tratando de meternos en problemas?"
Pero el joven se mantuvo firme.
"La línea siria ha sido el clan dominante durante los últimos 15 años", dijo, con firmeza. "Pero ahora la base de poder de Suleiman está disminuyendo. Antes, nadie decía la verdad, pero al final la gente dirá lo que piensa".
Pronto el último soldado sirio cruzará la frontera hacia Siria. La retirada militar se completará a fines de mes. Los dos Franjieh están esperando el momento.
"Ha estado siempre en la escuela siria, y ahora sus tutores han dejado el país", dijo Samir Franjieh sobre su primo. "Ahora ése es su problema".

25 de abril de 2005
©los angeles times
©traducción mQh
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